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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 6, 2022 19:36:45 GMT
La tarde había llegado y con ella una ligera pero constante amenaza de las nubes grisáceas con soltarse en una lluvia ligera, por momentos se sentía la brisa fresca que cargaba consigo algunas gotas rebeldes que escapaban de su lugar. Al menos algunos de los locales de la avenida tenían toldos si el clima llegaba a soltarse. Dentro de uno de los negocios, "La Huellita" el ambiente estaba tranquilo, alguno que otro alarido de un minino en su transportadora con amplias ganas de pelear con un perro que yacía echado al lado del escritorio de la recepción. Su dueña estaba bastante quitada de la pena solamente leyendo en su celular. Al lugar acompañaba a un volumen bajo pero agradable algo de música, una mezcla de blues y rock bastante suave.
— Si que es un pequeño con energía — comentó la recepcionista sin obtener ni siquiera la mirada de la mujer sentada, haciendo un poco incómodo todo; al menos se puso a rebuscar entre unos papeles hasta que vio salir a una chica de melena castaña bastante oscura del pasillo de las salas de exploración. — Aurelia, ¿Terminaste?, ¿Me podrías cubrir con el siguiente turno?, Llevaré al pequeño revoltoso a su chequeo, es la Señora Paige otra vez… Ya sabes, ustedes no se llevan muy bien y eso puede traer problemas.— suplicó susurrado. — Esa mujer me pone los nervios de punta, no me imagino como ha de tener al pobre minino y seguro, es más te regalo ese turno, me vas a quitar eso de encima, igual ya no tarda en acabar mi jornada, si llega alguien más yo me encargo — le contestó de la misma manera hasta acercarse al escritorio de la recepción. — Señora Paige, puede pasar con mi compañera a la revisión de Rupert — tomó asiento y comenzó a acomodarse en el lugar. — Ya se habían demorado — espitó altanera abriéndose paso con la transportadora siguiendo a la otra chica. — Vieja rancia... — murmuró para si misma, pero calló rápidamente al levantar la vista y recorrer la sala de espera por un rostro, esperando que no haya alcanzado a escuchar.
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Post by Hector Cyprian on Aug 6, 2022 21:22:47 GMT
“Gire a la izquierda, en 4 metros encontrará-”
Suspendió la notificación del gps de su celular apenas dio vuelta a la esquina, sabía que tenía que entrar en el primer local apenas girara, así que no necesitaba más instrucciones robóticas. Era alguien alto, que no pasaba desapercibido a la vista de otros teniendo una correa en su mano diestra y un bastón en la zurda, pero eran miradas que si bien vivía con ellas día a día… No tenía ni idea de que estaban pasando. Guiándose con su bastón identificó la entrada de aquella veterinaria a la cual entró con claro cuidado, aunque para su suerte una mujer amable lo guió, mujer que parecía estaba esperándolo, pues apenas entró lo llamó y terminó llevándolo hasta un asiento junto a ella, algo que agradeció. “Por favor… No lo haga” pensó para sí mismo, apenas escuchó a la mujer empezando a presentarse con él, su amabilidad hacia él se la estaba cobrando con una incómoda y desalentadora conversación sobre “lo lentas y groseras” que solían ser las chicas de esta veterinaria, comentarios que sacaron de él una clara expresión de confusión; “por qué vendría aquí entonces, señora?” se preguntó mentalmente. Para suerte no tuvo que escuchar mucho como se quejaba del lugar al que estaba llevando a su gato por voluntad propia. No entendía la carencia de lógica en sus acciones, pero tampoco se lo iba a cuestionar mucho. Agradeció su ayuda una ultima vez y prosiguió a apoyar su mano sobre la cabeza de su compañera canina quien había estado bastante calmada a pesar de los bufidos del felino de la señora, aunque no era solo su mascota quien parecía estar a la defensiva, pues desde su lugar escuchó el desdén de la mujer al hablar… Que diferencia de cuando lo ayudó a él. — Pronto iremos a casa y podrás descansar… — Susurró para el animal, cerrando sus ojos debajo de los oscuros lentes que llevaba.
“Vieja rancia” Abrió de nuevo sus ojos al escuchar esas palabras, con voz distinta. Se limitó a girar un poco la cabeza, fingiendo demencia de lo que acababa de escuchar, pero un bajo “beep” le anunció que la hora de su cita por fin había llegado. Era la primera vez que acudía a esa veterinaria y aunque las intenciones de la señora eran obvias; quejarse. Igual se sintió influenciado por sus palabras, así que decidió tomar la iniciativa, se levantó para ir hasta el escritorio donde dio un ligero toqueteo en la madera para llamar la atención de aquella persona, en caso de ser necesario. — Puse una cita a esta hora a nombre de “Bones” — Bajó su mirada por inercia hacia su compañera, una labrador chocolate— O a nombre de Hector Cyprian?Su voz que sonaba tranquila y hasta en cierto punto baja, tenía ese tono perfecto para que aquel inusual hombre fuera un locutor de radio, pero lo inusual era la familiaridad de esta, pues si bien, físicamente era un completo desconocido, su voz era una que había escuchado en otro lado y podía estar segura de aquello.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 7, 2022 4:39:36 GMT
Observó al chico de la sala pero al menos a simple vista parecía que no había alcanzado a escucharla. "Boca floja" se dijo a sí misma recordando que era una manía bastante marcada de parte de ella, después de todo se le pegó al pasar tanto tiempo con su padre; igualmente no desaprovechó el momento, al ver el bastón y los lentes le dio el chance de poder barrerlo con la mirada de forma más indiscreta pues al final no la vería realmente. "Hmm, no había venido antes, ojalá esa vieja no le haya hablado de más" pensó regresando la mirada al itinerario de su compañera, notando la cita. Su atención terminó por ceder al toqueteo del mostrador por la mano ajena, estaba por contestarle de inmediato pero el sonido de su voz le trajo aquel sentimiento de conocer algo pero no recordar lo suficientemente en el momento para descifrar por completo de donde provenía el recuerdo. — Ah, claro, permíteme un momento — anotó el que ya se hubiera presentado y tomó un par de hojas con espacios a llenar junto con un bolígrafo. — Lamentamos la demora, tuvimos un par de emergencias el día de hoy y hubo un ligero retraso, pero pasen por favor, la sala de examinación está completamente derecho, la primera puerta a mano derecha será donde revisaré a Bones — levantó una tabla grande del mostrador para que pudieran pasar por ese pasillo y fijándose que no hubiera nada en el camino del chico. “¿De donde demonios lo escuché? ¿O te vi pero no te recuerdo?” Iba con cuidado vigilando… quizá más de lo que realmente debería pero nunca en sus años de carrera se había topado en una situación similar. Si quería despejar su duda sabía que debía hacerlo hablar más, solo así podría llegar a refrescar su memoria, algún momento clave que desbloqueara todo. — Entrando a mano derecha pegada a la pared hay una silla para que te acomodes en lo que reviso al pe- — se interrumpió a sí misma para doblar su cuerpo algo drástico para ver por detrás al canino — a la pequeña — corrigió de inmediato. — Soy Aurelia y seré la doctora de Bones. Pero cuéntame, Hector, es un chequeo general o ¿hay algún comportamiento que te preocupe de Bones?, pregunto por qué es la primera vez que los veo por aquí, igualmente para ir llenando un historial de la pequeña. — fue preguntando ya de manera más profesional para tenerlo tranquilo pues sabía que aquella mujer era muy pesada con el local por su forma de ser, “Como si fuera la maldita reina de Inglaterra”.
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Post by Hector Cyprian on Aug 8, 2022 18:24:24 GMT
Más de cerca y con la libertad que tenía de observarlo, pudo observar lo obvio; estaba rapado. Aunque de lejos se veía calvo, de cerca le dejó ver que era más bien era algo opcional, además de que —incluso llevando esos grandes lentes oscuros— tenía un montón de manchitas en el rostro que se recorrian hasta su cráneo y bajaban por su cuello. Era un hombre muy pecoso. Ladeó su cabeza un poco al escuchar a la mujer. ¿Había un retraso? Según él había llegado a tiempo, ¿tal vez su celular se había desconfigurado? O tal vez había metido mal la hora, eso ya le había pasado antes. Cualquiera que fuera la situación, terminó soltando un disimulado suspiro de molestia, pues era un fanatico de la puntualidad, suya y de los demás. Fuera él o la veterinaria, había salido no tan perfecto como le hubiera gustado. Dio unos pasos hacia enfrente, pero sintió como Bones se quedó quieta en su lugar, entendiendo que aún no era momento de pasar. Fue hasta que la perrita se movió, que entendió que ya no había ningún obstáculo frente a ellos. — Buena chica — Susurró para su guía, aunque audible para la castaña también— Gracias por las indicaciones claras — Le comentó a ella con media sonrisa. Con ayuda de su nueva veterinaria, se guió sin problemas hasta la habitación designada y apenas entró, asintió con la cabeza para sentarse donde le dijo usando el bastón para ubicar mejor el asiento. Frente a él y entre sus piernas ligeramente separadas, Bones se acomodó, sentándose a su lado pero manteniendo su mirada fija en la mujer. La cercanía del can facilitó que el hombre pudiera acariciarla un momento y mentalizarse al hecho de que iba a quitarle su "seriedad" a su compañera, pues; Chaleco significaba trabajo. No chaleco, significaba no trabajo y no trabajo, significaba ser una masa de energía comprimida cubierta de pelos. — ¿Aurelia? — Preguntó alzando la mirada por un momento— Es la primera vez que escucho ese nombre, tiene mucha personalidad — Comentó mientras terminaba de sacar por completo el chaleco del can— Un amigo me recomendó el lugar, vengo porque siento que ultimamente esta estornudando más de lo normal… Generalmente en sus jugueteos o cuando olfatea algo, estornuda, pero ahora lo hace estando a mi lado o en su cama… Fuera de eso, no se si haya algo mal a la vista — Comentó con cierta ironia lo último. Quitó el chaleco de Bones quien al instante, como buen perro de trabajo, se transformó en otro animal; mucho más extrovertida y dejando a flote su energía de labrador, moviendo su cola de un lado a otro e incluso caminando hasta la veterinaria para saludarla. Él por su parte sabiendo lo enérgica que era sin su arnés, extendió sus manos con intenciones de retenerla para que no le saltara encima, pero solamente se quedó abanicando los brazos en el aire, incluso a él se sorprendió las ganas que tenía de saludar a la joven y más estando en un ambiente tan medico del cual incluso ola enegetica Bones no era muy fan. "Al parecer esta chica tiene algo que te gusta bastante..." pensó alzando su mirada hacia Aurelia, movimiento hecho más por inercia que otra cosa. — Lo siento, es una perra vieja y sigue comportándose como cachorra — Resignado, se cruzó de brazos y recargó mejor en el asiento— Bones, Καθίστε(Kathíste. Sentada)! — Le ordenó alzando un poco la voz, haciendo que la perra se sentara, eso sí, con su cola zangoloteandose en alegría.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 9, 2022 4:20:38 GMT
"Buena chica" No pudo evitar esbozar una sonrisa tierna por ver a ambos siendo un equipo bastante lindo. — No es nada, pasa con confianza — contestó con amabilidad. Una vez dentro de la sala, la castaña pasó a dejar los papeles sobre una encimera y acomodar un lapicero en medio de su coleta viendo cómo la despojaba de su chaleco. Tenía varias manías cuando a hacer memoria se refería — No es muy común en estos días pero mi padre ama los nombres poco usados, no le bastó solo con Aurelia así que me dió otro. — comentó con pequeños tintes bromistas — Y gracias, creo que la gente puede recordarme más fácil por el nombre.— Se mantuvo recargada escuchando al chico, atenta al motivo por el cual debía su visita pero no estaba dejando de lado su voz, conforme más lo escuchaba más se le hacía conocerlo, incluso se fijó más en su rostro, tenía un atractivo peculiar pero no le sonaba de ningún lado, al menos de vista. — Ya veo, pero igual está en buenas manos, veamos que es lo que te hace estornudar, pequeña — fue lo último que dijo antes de ver cómo se apresuró a saludarla con tanto ímpetu. Entre risas la acarició viendo toda la energía que mantenía oculta mientras trabajaba. — Es de lo más linda. Pues para tener sus años tiene mucha energía — No entendió el idioma en el que había comandado a la canina pero de sus acciones quiso asumir que era algo como "Sentada". Se sacudió un poco la bata y se acercó hasta quedar frente a ellos. — Voy a subir a Bones a la mesa, ¿Está bien? — avisó antes para hacerle saber. Solamente espero unos instantes hasta tener cerca de nuevo a la perrita para levantarla con cuidado, solo dejando escuchar un pequeño pujido del esfuerzo para subirla. — Eso es, vamos a ver qué es lo que te está molestando — No tardó mucho en colocarse guantes y comenzar con la revisión, aunque no era muy amiga del silencio, a pesar de tener su atención en la labrador, tenía que sacarse la duda. — Se que va a sonar algo raro, pero me parece bastante conocida tu voz, Hector. Estoy casi segura que te he escuchado en otro lado pero no estoy segura de dónde —
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Post by Hector Cyprian on Aug 9, 2022 19:51:30 GMT
— El segundo nombre también suena como el primero? Que afortunada… Yo solo tengo un apellido extrangero que rara vez alguien pronuncia bien — Bufó burlón, escondiendo también cierto sarcasmo ya que ella era parte del club. Cuando la joven le aviso que iba a subirla, alzó su cabeza un poco al mismo tiempo que intentaba ponerse de pie para ayudarla — ¿Necesitas ayuda? — preguntó, solo para darse cuenta por los sonidos que no era necesario que interfiriera. — Lo siento… — hizo una pausa larga— Bones no hace honor a su nombre — agregó de forma bromista para arreglar su error. Volvió a sentarse de nuevo, solo que esta vez con cierta molestia en su interior que se reflejaba ligeramente en su rostro, pues una vez más su discapacidad lo había hecho quedar mal, o así lo sentía él. Ese sentimiento era algo que realmente odiaba desde que tuvo su accidente que lo dejó sin vista, después de todo era alto, fuerte por hacer ejercicio y atlético en general… Pero muy inutil. Cruzado de brazos, guardó silencio un momento en lo que ella revisaba a su compañera, pero al pasar los segundos, descruzó sus brazos para llevar ambas manos a su rostro; una mano quitó sus oscuros lentes que dejaron a la vista su tranquila mirada, con unos ojos azul claro, afectados de la pupila. Su otra mano la usó para tallarse un poco el entrecejo, pues empezaba a sentir una ligera punzada ahí. “No de nuevo, que horror… “El comentario de la pelinegra lo hizo alzar su mirada hacia ella, sin enfocarse en la castaña y aunque al comienzo se veía ligeramente irritado terminó sonriendo un poco. — Pueden ser dos cosas… La primera es que me estes confundiendo con algún locutor de radio, que es lo más común y la segunda es que enserio hayas escuchado algo donde trabajé… — Recargó su espalda hacia atrás de nuevo, dejando los lentes en una bolsa de su chaqueta— Aunque, siendo veterinaria imagino que en algún momento debiste ver uno que otro documental sobre animales… No le gustaba hacerle el misterioso, pero siempre disfrutaba el jugar con la idea de que alguien lo reconociera por voz, aunque como le acababa de decir, no cualquiera era fan de los documentales sobre naturaleza y generalmente terminaba siendo solo por su timbre de voz que lo relacionaban con algo más, sobre todo con ese idiota de la 6 y su estupido programa de “Amores a la antigua”. Como lo odiaba y más odiaba que pensaran que era él. °
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 9, 2022 21:28:29 GMT
La castaña era bastante transparente incluso cuando trataba de no ser tan obvia, había terminado por rodar los ojos negando con la cabeza bufando en sintonía a su sarcasmo.
— Un apellido muy difícil si me lo preguntas — dió unas palmaditas cariñosas a un costado de Bones, teniendo las disculpas del chico de fondo. — Venga, tranquilo que soy más fuerte de lo que te imaginas. — dijo en un tono confiado.
Con su zurda tenía detenida la cabeza de Bones, un pequeño foco alumbrando cerca de ella para buscar primero e ir descartando malestares. De reojo lo vio removerse algo cansado o irritado a la mirada de la castaña. Se enfocó en el examen de Bones escuchándolo , pero al por fin tener un hilo que seguir dentro del misterio de su voz dejó salir un jadeo volteando a verlo sorprendida.
— ¡Es cierto! ¡Tu eres el narrador de Reino animal!, Pues como no me vas a sonar familiar si fueron mi entretenimiento en mis días de descanso. Muy buenos por cierto. — entre risas se notaba una emoción algo peculiar en su voz, genuinamente se había esmerado en conectar los puntos entre su voz y sus recuerdos. — Te juro que solo pago el cable por ese canal, entre mi trabajo y mis animales apenas tenía tiempo de disfrutar un rato la televisión —
Fue sacudiéndose aquella emoción al regresar la vista a la perrita encontrando el problema por el que habían llegado.
— Ay mi cariño, aquí está lo que te tiene estornudando — se escuchó como tomó algunas cosas y se puso a trabajar sobre ella. — Héctor, ¿puedes venir a sostenerla un poco?. Tiene una espiga en la nariz pero afortunadamente no está tan profundo, alcanzaría a sacarla sin alargar el proceso pero si necesito que la apoyes un poco — Aurelia hablaba con mucha seguridad, incluso en ese momento se sintió más sería al dar con la molestia de Bones. — Puedes sostenerla del cuerpo y si pudieras abrazar más de cerca su cabeza me vendría de maravilla —
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Post by Hector Cyprian on Aug 10, 2022 19:26:36 GMT
— Ding, ding, ding — Imitó el sonido típico de “la campana de la victoria” pero nada eufórico— Me sorprende que me identificarás por eso, pero me alegra que aun haya personas que escuchen docu- — hizo una pausa ante su error— Que vean documentales…
Se colocó de pie cuando escuchó a la mujer pidiendo su asistencia, dejó las cosas de Bones en el asiento, junto con sus lentes y se acercó con cuidado hasta ella, usando sus manos para guiarse por la mesa médica hasta sentir a su peluda amiga, aunque también inconscientemente invadió bastante el espacio personal de la castaña. Apenas se acercó a ellas abrazó a la cachorra y pegó su rostro en el suyo a lo que Bones se emocionó al comienzo, pero terminó calmandose bastante.
— Sssht, shht, Bones… μην φοβάσαι (min fovásai) — Acomodó sus manos de manera que pudiera mantenerla firme, incluso si llegaba a sentir algo de dolor por parte de Aurelia. Bones no era exactamente la perra más calmada cuando a tratamientos se refería, pero no era un animal que fuera a tirar mordidas— Es… Bastante ruidosa, así que… Bueno, ya sabe — Comentó con cierta pena, advirtiéndole de lo que se venía.
— Realmente no esperé que fuera a tener algo dentro de su nariz…Esperaba cualquier cosa, menos eso — Alzó un poco su mirada azulada, pensativo— ¿Crees que haya sido mi culpa?
Se mantuvo de lado a Bones, con una de sus manos sujetándola del torso y la otra sobre cuello, aunque planeaba sujetar más de la mandíbula cuando lo requiriera la joven veterinaria. Fue esa cercanía la que dejó ver que en su mano —aparte de tener pecas también, desde la palma hasta el brazo— tenía unos tatuajes en forma de X en los primeros falanges de sus dedos, excluyendo el pulgar.
— ¿Estamos bien así, doctora? — Preguntó con voz baja— Si necesitas que me acomode o acomode mis manos de alguna manera, sientete con la libertad de tocarme — asintió con su cabeza al decirle aquello.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 10, 2022 23:07:33 GMT
Dio un par de pasos hacia atrás cuando el chico deambuló hasta llegar a la mesa en cuanto sintió su espacio invadido, no podía culparlo, ella no dio muchas indicaciones de como podía llegar sin perderse en el espacio. Le dejó clavada aquella mirada que parecía radioactiva por un color tan anormal apreciando más de cerca y detenimiento al chico. "Nada mal, tiene su encanto" pensó negando un poco con una sonrisa floja.
— Lo haré lo más rápido posible por ella — dijo confiada tratando de disipar ese tono penoso con lo que podía alterarse Bones. — En esta época del año es más común ver este tipo de cosas, pues las espigas se secan y se desprenden más fácil de su vaina. Sin contar que a nuestros amiguitos les encanta olfatear por todos lados, mi cachorro Neilus se ha llevado varias entre las patas cuando salimos de paseo pues se aventó entre la maleza como si no hubiera mañana, así que no es tu culpa Hector, de hecho la trajiste a muy buen tiempo, apenas tiene la punzada de esta pequeñita herida. Bones es una chica lista, solo olfateo un poquito más fuerte de lo que debió; sacando este pedacito de espiga y limpiando su naricita va a estar todo en orden — Pasó con un pañuelo pequeño a limpiar fuera de la nariz de Bones limpiando un muy ligero escurrimiento nasal de la labrador con un tinte de sangre por la irritación.
Preparó unas pinzas previamente esterilizadas y un pañuelo el cual tendió al lado de la mesa para colocar a la culpable en cuanto la retirara. No dudó en acercarse una vez tuvo el permiso del chico para ver mejor a la canina e incluso darle algunas caricias. Aurelia tenía un aroma mezclado entre un perfume ligero pero cítrico y un aroma discreto a leña. — Si no estuviera a punto de hacer este proceso juraría que están posando para una postal muy linda. Déjame te acomodo un poco —
Acercó su mano para tomar la contraria, podía sentir que su mano era alargada y algo menuda pero con un agarre muy firme y duro, no se veía que dudara o que su pulso fuera más problemático, sin embargo su piel era suave. Posó la mano de Hector más de la mandíbula de Bones, incluso llegó a dejar su mano ahí mientras tomaba sus pinzas, olvidando que había dejado su mano ahí sosteniendo la de él. — ¿No dolió mucho hacerte esos tatuajes en tus dedos?, se ven bastante únicos pero en la zona si dudo mucho sobre el dolor —
— Vamos a hacer esto rápido, ¿Ok? — Acomodó las pinzas prensando la parte más cercana de la espiga — 1... 2... — la castaña pasó a comerse el número 3 cuando sacó la maleza de la nariz ajena. Dejó de lado la pinza con el objeto en el pañuelo, tomando una gasa húmeda que había dejado remojando con antisépticos y antiinflamatorios, limpiando la zona. — Shh... perdóname bebé — le habló con algo de pena acariciándola.
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Post by Hector Cyprian on Aug 29, 2022 2:42:00 GMT
— También que sea por mí… —musitó.
Tenía un cariño especial por su vieja perra y como no, si había sido su compañera desde el inicio del accidente que lo dejó ciego, además de que había cumplido muy bien su trabajo a lo largo de ese tiempo, salvando en numerosas ocasiones o bien, evitando que lo inevitable fuera peor de lo que pudo ser. Por eso y mucho más, su cariño hacia Bones era digno del de un padre a su hija, independientemente de que estuviera bien o mal ese pensamiento.
Sus pensamientos obsesivos y nerviosos se disiparon un momento cuando sintió la mano de la joven, junto con el aroma de esta y la certeza de que se había acercado más de lo debido, ya que el sonido de su voz ahora estaba muy cerca. “Mierda… Una disculpa doc”, pensó aunque también un poco confundido de que ella no lo evitara directamente. Igual el estar consciente hizo que disimuladamente diera unos pasos hacia atrás, al mismo tiempo que movía sus manos hacia donde lo había guiado, ahora si sujetando de forma correcta a la perrita, tras haber entendido mejor su tarea.
— Los hice cuando era muy joven, asi que tienen el encanto de un mocoso punketo de 16 años… —confesó con una risilla burlona— Y dolieron bastante… Al menos para mi “yo mocoso”...
El aroma de la chica lo hizo olfatear disimuladamente el ambiente y aunque no era tarea fácil, su cerebro intentó hacer una imagen mental de ella, pero tenía escasa información de la castaña. De lo que estaba seguro es que era amable y agradable, tal vez una señorita? Lo dudó, pues la había escuchado quejandose abiertamente momentos atrás. “Una joven extrovertida… Con aroma a naranja”, pensó mientras escuchaba el conteo de Aurelia que lo ayudaba a él también a prepararse.
Tal vez no reaccionó a gritos y aullidos como Bones, pero pudo verlo un poco sorprendido y ligeramente asustado ante el repentino jalón y gritos de su perra. Jalón que no había sido después del tres, y menos que eso, pues ni siquiera mencionó el número. Abrazó a la perra al mismo tiempo que la sujetó del collar para que no intentara escapar de la mesa de un salto, algo que podía esperarse de ella.
— Tranquila, Bones… — susurró, dando un pestañeo lento.
Aunque no dijo nada, pudo ver su rostro con clara desaprobación y toques juzgones, podría no haberlo expresado verbalmente como ella con la señora, pero tampoco sabía esconder muy bien las cosas que no le gustaban. Fue hasta que soltó un suspiro resignado y caricias en el pecho de su can, lo que terminó por relajarlo, su molestia había sido más que nada por asustarlo a él con ese conteo falso.
— ¿Salió todo bien? —preguntó girando su rostro hacia ella— Porque si hacemos una segunda ronda, por favor que sea con conteo completo —le sonrió, forzado— Tengo cierto problema de vista que me hace confiar mucho en mi oido —continuó hablando con claro sarcasmo, pero una expresión más que nada burlona.
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