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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 29, 2022 4:08:59 GMT
Un pequeño bufido divertido salió de su ser al escuchar la pequeña anécdota sobre sus tatuajes. Se quedó pensando en los recuerdos de la adolescencia y la cúspide de la rebeldía de ella a diferencia de su hermano. — Cuando crees que eres lo suficientemente grande para comerte al mundo de un solo bocado — La vívida imagen de la chica protestando contra su padre por encontrarla bebiendo a sus 15 años, su primer novio a escondidas o cuando se robó la camioneta de su padre para llevar a su hermano a hacerse perforaciones juntos.
Cuando se comió el tres de aquella cuenta de preparación, no esperó a que Bones fuera a tener una reacción como esa, al menos a la vista de ella fue bastante exagerada por parte de la canina. Abrió bastante los ojos mientras limpiaba la nariz de Bones, la cual solo soltó una ligera cantidad de sangre, no se veía infectado y una vez retiró las gasas la herida dejó de sangrar.
— Todo listo pequeña, solo fueron unos segundos colorados — dijo dándole algunos mimos mientras observaba el rostro del dueño no muy complacido por el escándalo el cual solo la hizo elevar una ceja. — No hay toma dos, confía en mí Hector, llevo trabajando con animales toda la vida, no fue la gran cosa, pero aquí la pequeña tiene unos pulmones muy fuertes para hacer un concierto. — Comentó relajada tomando una de las manos del chico bastante confianzuda.
Dejó sobre su mano el pañuelo con la espiga que a duras penas tendría el tamaño de un cuarto de uña de su pulgar derecho, si era algo regordeta pero pequeña. — Puedes tocarla si quieres, igual solo fue un piquete si eso te deja más tranquilo. Jamás tendría el corazón para hacerle daño. — En su misma mano hizo la seña con su dedo meñique del tamaño del par de manchas de sangre que salieron por soltar la espiga. Podía sentir que su dedo era menudo pero con un tacto bastante cálido — Lo hicieron muy bien a pesar del susto, por lo general me evito el tres pues cualquiera se tensa cuando se canta el número. —
Se giró de nuevo a las alacenas del consultorio para abrir una bolsa con un par de premios para Bones. — Eres una chica muy valiente, ya no te molestará más — continuó hablándole a la labrador a medida que extendió su mano para darle los premios a su paciente.
Pasaron pocos segundos cuando escuchó que alguien tocaba la puerta de la sala para después abrirla con cuidado.
— Aurelia, ya terminé por hoy, ¿Te puedo encargar las llaves del local para cerrar? — era la voz de la otra chica de la veterinaria que anunciaba su retirada por la jornada.
— Ah, claro, déjalas en el tazón yo cierro, te veo luego, bonito fin — Se despidió la castaña de su compañera para después se escuchará cuando cerraba la puerta con un “compermiso” con la intención de despedirse de Hector también.
— No habrá nada de qué preocuparse, te daré una receta… — se detuvo un momento a pensarlo mejor — Te daré las pastillas que tomará Bones por 3 días, es un desinflamatorio, por la limpieza de su herida no te preocupes, fue algo pequeño, pero si quieres agendar para otro chequeo y ver como va todo igual la siguiente semana podemos revisar a esta hermosura. — le dijo mientras acariciaba a Bones para terminar jugando un poco con sus cachetes chocolate antes de separarse a buscar en las gavetas por la medicina. — Se la darás una vez cada 24 horas —
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Post by Hector Cyprian on Aug 29, 2022 20:09:23 GMT
Sintió el tacto de la mujer que vino acompañado de esas palabras consoladoras y burlonas hacia su compañera Bones, palabras que lo hicieron reir bajo al mismo tiempo que aprisionaba los dedos de la veterinaria con dos de él; el índice y el medio, evitando que apartara la mano de él. — Te lo advertí, es bastante escandalosa cuando no está conforme con algo… —comentó mirando hacia donde sus ojos decidieron hacerlo— Pero dudo mucho que Bones sepa distinguir entre el dos y el tres… Por otra parte, yo… —inclinó un poco su cabeza hacia ella con una mueca incómoda y una sonrisa— Me dio un buen susto, así que hablo más que nada por mí… Soltó sus dedos para ahora centrarse en el pañuelo que le había ofrecido. Este lo toqueteó con cuidado, confuso por el tamaño de la espina que no lograba imaginar dentro de la nariz de Bones, algo a lo que tampoco le dio muchas vueltas pues el problema estaba resuelto. Confiaba en la palabra y explicación táctil de la mujer. Los ahora sollozos de la perra desaparecieron al instante que el sonido de una bolsa de premios se abrió, esto hizo que él girara los ojos un poco, por el dramatismo de Bones del que rápido se olvidó solo por un poco de comida “chatarra”. — Como nos parecemos — le comentó con fastidio a la cachorra al mismo tiempo que esta vez era él quien la bajaba de la mesa médica. La interferencia de la compañera de Aurelia hizo que se quedara callado, recogiendo sus cosas y las de Bones, quien después de mascar descuidadamente el premio, se acercó a él para ser vestida de nuevo y como anteriormente, volver a ese “modo trabajadora” donde era una perrita muy tranquila y obediente, haciendo honor por completo a su título de “perro guía”. Correspondió con un bajo “Buenas noches” mientras se ponía los lentes de nuevo y una vez más, se jactaba bajo por el dolor de cabeza constante que había tenido desde que llegó al lugar. “Tal vez es el olor a hospital… Y perro”, suspiró molesto, sacudiendo un poco su cabeza cual perro secándose, en un intento en vano de sacarse de encima la incomodidad. — Eh… Si. Gracias —intentó disimular su falta de atención, pero igual se quedó callado un momento, intentando recapitular las palabras de ella— Que la revisara me haría sentir más seguro. Igual, no me molestaría volver a este lugar, tiene un personal y unos clientes… Interesantes —habló con ligero sarcasmo. Entre sonrisas burlonas y comentarios astutos —por la interesante aventura que había sido estar con ella— empezó a sacar su cartera para pagar los servicios hacia Bones, pero en medio toda la conversación, se quedó quieto un momento… “Que fue eso?” se preguntó ladeando un poco su cabeza. “ Estás en peligro…. “ Pudo verlo cabeceando un poco al mismo tiempo que giraba su rostro como si intentara escuchar algo con más claridad, algo que hacia disimuladamente pero cada vez menos. “Una radio?... Que horrible voz, que estan viendo algo de terror?”, sonrió nervioso, para sí mismo, incrédulo de estar escuchando esa tétrica vocecilla de fondo… Pero le fue inevitable no sentirse incómodo. “ Vas a ocupar mi ayuda…. “ — Eh… Cuánto… —hizo una pausa— ¿Cuánto habías dicho? —preguntó de nuevo. “HEKTOOORRR!!”
Giró bruscamente atrás, al punto de que sus lentes salieron volando. Su rostro era claramente de terror, como si hubiera visto, o en su caso, escuchado algo muy fuerte pues incluso se sujetó su oído derecho como si le hubiera lastimado. Junto con aquel pánico irracional por parte de él, pudo escuchar alaridos de Bones, quien a pesar de llevar su chaleco estaba jalandose de él. — T-toma — le entregó el dinero; tembloroso de su mano y una cantidad mayor a lo que fue, pero no quiso escuchar más, simplemente empezó a salir con dificultad de la habitación, ignorando incluso el hecho de que dejó sus lentes— Gracias, yo hago la cita después… Gracias —repitió nervioso.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 29, 2022 23:57:18 GMT
Se había quedado al pendiente mientras rebuscaba entre la gaveta con medicamentos, alcanzando por fin la caja que necesitaba. Se giró en su lugar con una sonrisa y soltando un divertido resoplido que dejó en evidencia su humor llevadero para dar un ligero caderazo contra el mueble para que este se cerrara.
— Entonces los esperaré para la revisión de Bones, me alegra que la Señora Paige no nublara tu juicio antes de conocerme. Por mi encantada de tener que volver a ver a esta princesa — Su voz sonaba sincera y divertida, los había conocido ese mismo día pero en general se sintió bastante cómoda con el chico y el humor que llevaba consigo. Igualmente comentó la cuenta de la atención a Bones por ese día pero fue bajando su tono de voz y fijándose en Hector un poco intrigada.
Caminó de regreso al chico con la intención de entregarle las pastillas y darle alguna que otra indicación pero el hecho de que le hiciera repetir la información cuando toda la revisión había estado bastante atento a sus palabras... Y ahora estaba distante... Distraído.
— ¿Hector? — lo llamó al tiempo que giro bruscamente su rostro, sobresaltandose con el volar de los lentes y un escalofrío que le recorrió la espalda que le heló el cuerpo de inmediato.
Su rostro se tensó y su entrecejo se frunció pues sentía algo más "pesado" en el momento, algo más allá que le terminó por asegurar el comportamiento de Bones. Por su vocación sin descanso sabía que la cosa no pintaba muy bien. Recibió el dinero con torpeza pero no tardó ni un parpadeo en dejar el dinero sin contar en la bata que terminó por quitarse rápidamente pues no pensaba dejar al chico solo con la situación. "Pero que carajo..."
— ¡Hector! — le habló en un tono más seco y autoritario pero parecía no escucharla. Recogió los lentes y fue tras él con las llaves del local en mano; sus pasos firmes y apresurados. — Hector, ¿Que ocurre?, Necesito que me digas. Puedo ayudarte. —
Se abrió paso a tomar sus cosas de romplon, su bolso sobre todo para terminar por tomar al chico del brazo plantandose con la intención de frenarlo de manera brusca para sacarlo de ese estado de terror con el que plasmaba su rostro.
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Post by Hector Cyprian on Aug 30, 2022 16:46:27 GMT
Tanto él como Bones caminaron apurados, casi queriendo salir corriendo del lugar, con una desincronización bastante notoria, donde en más de una ocasión pasó a pisar a Bones o ella a atravesarse en su camino. Eran un completo desastre, nada comparado a cuando habían llegado a la veterinaria y cómo no serlo, si él — el chico ciego— acababa de ver algo… Aunque no podía llamarlo de esa manera, pues fue más bien como un recuerdo, una imagen mental, pero una demasiada clara y aterradora para su gusto… Acaso había sido real aquello? O solo un juego mental que el dolor de cabeza le había provocado?. No tenía sentido nada de lo que estaba pasando y tampoco se sentía con ganas de querer compartirlo con la castaña que lo había llamado insistentemente. No es que no quisiera, pero… Como le iba a explicar que “vio” un montón de ojos raros entre la oscuridad? O que había escuchado una voz desgarradora gritándole en su oído…. “Acaso me estoy volviendo loco?” se preguntó, deteniéndose por fin ante la presencia de Aurelia que se había parado frente a él. No pudo evitar sujetarla de su mano por un momento, cuando la sintió cerca, agarre inseguro que terminó llevando hasta su antebrazo delgado. — ... Yo - Apenas y habló cuando de nuevo calló a causa de un silencio muy notorio que se hizo presente. ¿La causa? Un bajón de electricidad. A ella la habían dejado a oscuras, pero él más bien había perdido el sonido de las máquinas, computadoras, abanicos y los refrigeradores, todos esos sonidos que uno ignora hasta que estos son silenciados. Los siguientes segundos fueron confusos y caóticos, ella que estaba dandole la espalda a la entrada de la puerta pudo escuchar esta abriéndose de forma estruendosa, seguido de un jalón fuerte y muy poco amable que la alejó de él. Por su parte, Hector terminó en el suelo a causa de un fuerte golpe en su rostro que —al no esperarlo para nada— no le dio ni tiempo siquiera de meter sus manos para amortiguar un poco la caída. Cayó prácticamente de cara, aunque de lado, cerca de Bones quien aulló asustada y con cierto dolor por jalarla sin querer. Gemidos por parte de él, aullidos adoloridos, cosas rompiéndose, ladridos temerosos de Bones y ahora voces desconocidas que los amenazaban. Amenazas por parte de personas que habían entrado por la fuerza al local, pasando a llevarselos a ellos. Todo eso era de lo que se había inundado la pequeña veterinaria, dejando el ambiente en un completo caos, que para colmo, era adornado por una presencia acechante que había llegado incluso antes que ellos… “AuReeeLi-aaAh… noO. INter-veEnir” — Les dije que era un ciego — comentó una voz masculina, encapuchada. Hector había quedado en el piso —ensangrentado de su nariz y labios por un puñetazo—, pero consciente, solo que muy aturdido como para siquiera pensar en levantarse. Ella que solo había sido sujetada por uno de los tres encapuchados, tuvo más fácil el visualizar a sus atacantes, de los que, irónicamente, le habían advertido no hace mucho. Yendo los tres encapuchados no era muy fácil distinguirlos, pero uno en particular, aquel que había golpeado a su cliente y ahora yacía en cuclillas a su lado viéndolo, tenía una singularidad que gracias a su oficio pudo descifrar fácilmente… Unos intensos ojos rojos parecidos a los de un gato; un vampiro. — Buenas noches, lamentamos la molestia, pero estaban tardando mucho en salir y tenemos una agenda ocupada — comentó aquel vampiro, incorporándose de nuevo para acercarse a ella quien era sujetada desde la espalda— Señorita, hagamos esto rápido… Solo denos todo el dinero de la caja y ciertos medicamentos, ya sabe… Los caros —pasó uno de sus dedos por el rostro de la cazadora, peinandola un poco. — Jefe, el perro… — Habló el tercero y el que estaba más alejado, frente a Bones quien insistentemente seguía ladrando, perdiendo cada vez más el miedo a los desconocidos— TCHH! Perro — Alzó su brazo en un intento de asustarla, algo que solo la encendió aún más para seguir ladrando desafiante. “Po-Bbrre… PerritaA” — Disparale, usa la del silenciado, está en el bolso —respondió el hombre que la sujetaba. — No.. N-no, esperen… Yo l-la calmo — habló bajo y adolorido, intentando reincorporarse de nuevo tras escuchar las intenciones que tenían con su compañera— Bones… V-ven, niña… “SeE va… MoOrir” — Oh, sigue despierto el calvito… Pero no tenemos tiempo para esto, maten al perro, noqueen a este idiota y tú — señaló a Aurelia— Dame lo que te pedí…
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Aug 30, 2022 21:05:52 GMT
Su mirada fiera estaba clavada como la de un gato sobre el rostro de Hector y su agarre queriendo analizar qué era específicamente lo que pareció haber visto en un parpadeo… pero lo que sea que hubiera sido, no le daba buena espina, no lo dejaría solo pues a simple vista no parecía alguien que tuviera relación con algo más allá del mundo humano. El agarre que se elevó por su antebrazo hizo que la castaña afianzara el agarre de la misma manera con el antebrazo de Hector, si no podía brindarle tranquilidad con palabras, al menos a su juicio quiso pensar que el tacto lo haría. Dejando su zurda con un bolso de cuero de la chica pero al cual estaba bien aferrada. Aquel anochecer había sido bastante descuidada en ambos trabajos, incluso llegó a pasar por alto las advertencias… Su comportamiento indiferente se lo cobraría caro, pues la presencia y la alteración del chico jugaban en su contra y no solo eso, sino también el hecho de que lo que fuera esa cosa era demasiado para el pobre. En sus ojos clamaba por una respuesta que no llegó pues el apagón trajo consigo no solo la oscuridad sino también el silencio. “En qué carajos lo metiste, Aurelia” No tuvo el tiempo de decir algo, apenas de reaccionar con los sentidos entorpecidos seguidos de un brusco jalón perdiendo a Hector. Maldijo a sus adentros por cada una de sus decisiones imprudentes que conocía pero que siempre terminaba cayendo en lo mismo. — ¡Hey! ¡Suéltame! — levantó la voz tratando de forcejear inútilmente contra quien la retuvo. Dejó de forcejear cuando escuchó su nombre en la oscuridad que la descolocó helando su espalda en un escalofrío, ¿Qué era?, ¿Dónde estaba?... "Llegó antes que ellos...". Se mantuvo estática escuchando de lo que hablaban, una advertencia ignorada que ahora cargaría en su consciencia. El coraje no cabía en su rostro y no se lo ocultaría para nada al vampiro, moviendo su rostro con asco de su mano tocando su cabello para quitarlo de en medio. — Huh, vaya que han caído bajo los chupasangres en estos tiempos, de terribles tiranos a asaltantes de locales promedios — Estaban pasando tantas cosas en cuestión de segundos que no podía esclarecer su mente, que el escuchar el plan que tenían con la pequeña Bones le dejó el corazón en la garganta, incluso llegando a flaquear la voz. — No la toquen, les daré lo que quieren pero no la toquen — dijo a medida que tensaba la mandíbula con impotencia. "Por favor no de nuevo..." Aquella voz que había estado presente antes fue la gota que derramó el vaso de Aurelia, sintiendo como sus pupilas se contrajeron y su cuerpo teniendo una descarga de adrenalina. No podía dejarlo pasar. No podía. A como pudo forcejear impulsó su cabeza hacia atrás impactando con el rostro de quien la había detenido, llevándose ella también parte del daño por el golpe pero en el momento no sentía nada más que el calor de la acción. "Va a morir". Esas palabras la destrozaron, pues jamás se lo perdonaría a si misma si algo llegaba a pasarle a Bones y a Hector. Llevó su mano hasta el adentro de su bolso de piel, dejando escuchar el como quitó el seguro a algo levantando la mano hasta el sujeto más cercano a sus clientes, gatillando un arma contra él, el estruendo y el impacto a su hombro como amenaza de que la mujer hablaba en serio, exponiendo lo que realmente era ella pues las decoraciones plateadas en conjunto con dos grandes cruces incrustadas en el mango del arma. Así, quizá solo así podría traer la atención de los sujetos y dejar al chico en paz.
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