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Post by Aurelia E. Ravenwood on Oct 3, 2022 4:21:01 GMT
━━━━━━━━┛ ✠ ┗━━━━━━━━ La tarde estaba llegando a su fin al igual que la jornada de la mayoría de los asalariados de la ciudad. Las calles poco a poco fueron trayendo consigo la vida nocturna de un clásico viernes, tanto los restaurantes como algunos clubes nocturnos abrían sus puertas tentando a los placeres del ser humano para dejarse llevar por pasiones. Pero al igual que todos, había un establecimiento más particular que se estaba llenando pero no cualquiera podía ingresar al lugar, ante los ojos ajenos sería un pub mamador por excluir a las personas, sin embargo era particular con justas razones. Se trataba del pub “Silver Crow”, el lugar designado de reuniones del clan de cazadores “Silver Cross”, nadie sabía con exactitud cuánto tiempo llevaba el establecimiento ahí pero se notaba a simple vista que llevaba su buena cantidad de años por las decoraciones tan “rústicas”. Dentro del pub sonaba la musica a un nivel lo suficientemente alto como para también llegar a escuchar conversaciones; habían mesas de billar, dardos y algunos otros pasatiempos sencillos, sin contar una pequeña enfermería y un almacén subterráneo para mantenerlos bien abastecidos ante misiones. Varios cazadores llegaban a descansar, tomar un buen trago o bien a planear sus próximos movimientos en misiones, pero había alguien por excelencia que era seguro encontrar ahí. Aurelia. Hija de Faust Ravenwood y “Control de calidad” del alcohol del lugar, mientras hubiera alcohol tendrías su atención. La castaña yacía recargada de espaldas en la barra del lugar alardeando mientras lanzaba dardos de su lugar con otros cazadores veteranos que la vieron crecer a ella y a su hermano dentro del clan. Pasaba el rato mientras esperaba a Cassius, no estaba segura si le haría caso en llegar… “O si la bruja le suelta la correa” como para ver a su propia sangre y tener tiempo de calidad. Aborrecía la idea de tener todavía que dejar de verlo por periodos de tiempo por exigencias de aquella mujer, al menos para ella parecía más como si la enfermedad de su hermanito se hubiera incrementado por la culpa de su tutora. Ansiaba desde lo más profundo volver a las andadas con él, solos los dos como cuando eran más jóvenes. Le había dejado varios mensajes desde aquella mañana cuando no aguantó más la necesidad de estar cerca de su gemelo. — Te digo, solo espero que la zorra lo deje en paz, cree que puede tenerlo todo el día por el resto de la semana como si fuera su madre, ni siquiera tiene derechos sobre nuestra sangre, ¿saben? — se quejó la castaña relamiéndose los labios antes de tomar un gran trago de su vaso. — El chico necesita ver las cosas por sí mismo, siempre se puede aprender algo nuevo estando en el campo — contestó el cantinero. — ¿Ven?, además, como si le fuera a confiar a una sucia bruja a mi hermano… si se atreve a tocarle un solo cabello, yo misma quemo a la perra — amenazó dando otro trago largo terminando su vaso volviendo a dejarlo en la barra, de fondo se escuchaban las ligeras risas de sus acompañantes en aquel debate — Llénalo, Caleb — — Tranquila, no creo que vaya a pasarle algo — le contestó otro, dejándola negando con una sonrisa desganada, donde cada cierto tiempo regresaba su mirada verdosa amarillenta se clavaba en la puerta del local anhelando a su hermano.
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Post by Cassius Ravenwood on Oct 3, 2022 18:14:26 GMT
Esas semanas habían sido en extremo complicadas, el dolor de su cuerpo era algo natural y propio en él. Podía contar con los dedos de una manos las pocas veces que no había sentido dolor alguno en su vida, por eso cuando notaba el dolor, cuando lo sentía de verdad...sabía que iban a ser tiempos difíciles para lidiar con él. Tendía a aislarse, no soportaba las miradas preocupadas, las miradas de lástima o incluso aquellos que lo miraban con cierto coraje, como si les debería algo por ser hijo de quien era. Aun así le calaba y su tutora le exigía que se fuera con ella para ayudarle, honestamente prefería las miradas frías y calculadoras de Baldhart que para ella era un misterio que podía y debía resolverse. Aunque su compañía, al igual que sus ojos, eran distantes y empezaba a extrañar a su hermana. Siempre lo hacía. Por eso cuando recibió aquellos mensajes no dudo ni un segundo en corresponder su invitación.
Si había alguien en el mundo que lo veía más allá de su condición, era Aurelia.
Al decirle a su tutora sus intenciones de partir a aquel lugar, ya tan conocido para ellos, se ofreció a llevarle. Era algo curioso e inusual en la bruja, pero aceptó era menos problemático que buscar un taxi a esas horas. El camino de ida fue bastante callado, solo el ruido de la radio del viejo coche de Baldhart y el sonido de las llantas en el pavimento y los baches que se habían formado con los años. Al llegar volteó a su tutora con una sonrisa leve. - Gracias, nos vemos luego. - Trató de abrir la puerta del coche pero el seguro seguía puesto, suspiró y volteó a ver a su tutora de nuevo. - Cassius, eres un hombre adulto. Responsable, inteligente, ordenado. - Comenzó a hablar la bruja, con una voz monótona y autoritaria. - Creo que sabes bien tus límites, tu mente tiene autocontrol porque tu cuerpo no. Es lo contrario con...Aure. - antes de que continuara hablando Cassius elevó una mano para interrumpirla, Baldhart abrió los ojos de par en par, una expresión sorprendida e inusual en ella pero no tardó en ganar compostura de nuevo. - Te agradezco el aventón. - volvió a decir y ahora si escuchó como su seguro se abrió, suspiró y abrió la puerta. - Toma. - dijo, la bruja mientras tomaba una caja con algunos pequeños frascos llenos de líquidos de colores variados, cassius ya conocía bien que era cada uno. - Voy a aprovechar el viaje para darles algo de inventario y con suerte no me molesten mucho por unos minutos. - comentó la mujer, volvió a observar al chico de arriba a abajo y suspiró. - Si te defendieras a ti mismo con el mismo ímpetu que a tu hermana se meterían mucho menos contigo. - estiró la caja para que el chico la tomara, antes de hacerlo solo asintió quitándole importancia al asunto. - ¿Si puedes con ella? - Cassius frunció el ceño y asintió, cerrando la puerta con un pequeño golpe de su cadera. Se encaminó a la entrada del recinto y tocó un par de veces con...el pie. Un hombre alto lo recibió, ya colorado por haber bebido bastante en el bar pero en cuanto sus ojos distinguieron al chico sonrió ampliamente y elevó ambas manos al aire. - EL HIJO PRÓDIGO. - dijo, arrastrando las palabras. - Hola...¿Aurelia ya llegó? - preguntó, acomodó la caja en sus brazos que aunque no era pesada hizo que le empezaran a temblar las piernas pero aguantó para evitar que se notara. - ¡PFFF, desde hace rato! Yo creo que se va a acabar el alcohol. - Una risa estruendosa salió de aquel hombre, rodeó con su brazo los hombros de Cassius y acercó su rostro al suyo. Podía oler el alcohol en su aliento por lo que el chico desvió el rostro disgustado. - ¿Oye cuando vas a volver a hacer tu prueba eh? Queremos apostar si está vez si la pasas. - El chico volteó su rostro al hombre con una expresión entre enojada y...triste - ¿Apostar? - dijo, bajito e intentó quitarse a aquel mastodonte de encima. Pero el borracho se recargó más en él, haciendo que sus piernas por fin fallaran y tirara aquella caja. - ¡Quítate de encima! Si algo se rompió me van a matar. - empujó como pudo a aquel hombre y se agachó por la caja - Eh...yo solo hice una pregunta no sean tan sensible. - Cassius ignoró al hombre por completo y comenzó a tomar los frascos y revisarlos con cuidado.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Oct 4, 2022 3:00:29 GMT
Al cabo de algunos minutos la voz estruendosa de uno de los cazadores le trajo un cierto dulzor al oído, pues le dejaba en claro que su hermano si había tomado la iniciativa de ir. Comenzaba a removerse de su lugar para tomar su vaso y encaminarse a recibir a su gemelo, era fácil escuchar la voz del hombre por el lugar lo cual... Quizá no era lo mejor para las pulgas de Aurelia tras escuchar más de cerca el tema de las apuestas por el desempeño de Cassius. Se detuvo con el ceño fruncido viendo la escena sintiendo como le hirvió la sangre provocando que se acercara con mayor determinación. "Oh no, no dijiste eso"
Cuando estuvo a escasos pasos de ellos, la castaña soltó un silbido bastante fuerte para llamar su atención, todo para que este volteara en el momento indicado pues le plantó un golpe directo a la boca del hombre. El puñetazo resonó fuerte en el lugar, llegando a magullar incluso el puño de Aurelia, haciendo tambalear a su compañero alejándolo de su hermano pero no lo suficiente para noquearlo. La gemela no se había medido en sus acciones, a los ojos de varios era una mujer imprudente o cabeza caliente pero sabían que no se andaba con juegos tal como su propio padre, haría lo que fuera por mantener el nombre de los Ravenwood lo más limpio y respetable. — Te dijo que te quitarás de encima, no seas tan sensible — remarcó las palabras del mismo sacudiendo su mano para desentumecerla viéndolo quejarse — ¿Te crees muy gracioso apostando con cosas que no te conciernen? — la mirada espeluznante que cargaban cómo hermanos se clavo en los demás alrededor del bar — ¿Alguien más quiere apostar con mi familia? — la situación parecía que incluso le había bajado de golpe el grado de alcohol de Aurelia y la seriedad de hierro que caracterizaba a Faust estaba tallado con cincel en el rostro de la chica pero no tenía miedo a armar un revuelo contra cualquiera cuando se atrevían a hablar de esa manera sobre su sangre. Por unos segundos hubo silencio, algunos incomodos, otros restaron importancia y a otros no les gustaba el tener que ser recordados quienes eran los que regían el clan, mucho menos tener que ponerlos en su lugar. Su mirada se tornó fiera y desafiante ante todos, como cuando un lobo de mayor rango tiene que remarcar dominancia al grupo, todo para terminar viendo a su hermano, suavizando por fin su gesto, agachándose a ayudarlo. — ¿Estás bien?, ¿Se rompió algo? — levanto la mirada a su igual con una ligera sonrisa para terminar alborotándole un poco el cabello — Se que no fue la mejor bienvenida pero me alegro mucho de que vinieras — poco a poco se levantó tendiéndole la mano para que se apoyara de ella
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Post by Cassius Ravenwood on Oct 4, 2022 16:15:45 GMT
Toda su concentración estaba en atrapar y contar los frascos que se habían tirado, tratando de ignorar y borrar aquellas palabras que le habían ocasionado molestía. No quería empezar su noche de esa forma, no cuando venía a olvidarse de sus problemas, no recapitular en todo lo que había fallado esos años. Al escuchar aquel sílbido sonrió conociendo bien de quien provenía, pero al voltear y ver el golpe que le había propinado al hombre hizo una ligera expresión de dolor. Solo porque en ese momento sintió algo de simpatía por él, sabía lo pesada que podía ser la mano de su hermana. Dejo que hablara sintiendo algo de culpa, si tan solo hubiera pasado aquella prueba nadie pondría en duda el nombre de su familia. Si no hubiera sido hijo del líder, si no tuviera una hermana tan buena para cazar...¿Le habrían dado tantas oportunidades?
Cuando volteó a verlo le sonrió con ternura, sus ojos que siempre tenían profundas ojeras brillaban de forma singular, algo que solo sucedía con personas contadas. - Un par, por suerte son de los que puedo sustituir...yo estoy bien, no te preocupes. Lo de siempre. - Terminó de meter el resto en la caja y tomó la mano de Aurelia para levantarse con algo de trabajo. - ¿De qué hablas? Si el mero principio de la noche ya empezó con tanto caos no puedo esperar el resto. - dijo, tratando de bromear y restarle importancia al asunto. - Gracias...- susurró, apenas audible. Aurelia siempre era capaz de hacer las cosas que el solo podía imaginarse, imponer tanta presencia, ser tan fuerte...Si el podía defender a su hermana con uñas y dientes, es porque el siempre había recbido el mismo trato de su parte, incluso más. Ya que él no podía ir por ahí agarrándose a golpes, aunque ganas no le faltaran.
El hombre que había golpeado seguía en el suelo, tosiendo y escupiendo sangre, el chico lo observó desde arriba con una mueca de disgusto. - Deja que apuesten, así cuando tu lo hagas a favor mío y pase la prueba te harás rica. Solo te pido que me compres libros caros. - bromeó de nuevo, sin embargo había un pequeño y sútil tono triste en su voz, uno que intentó disimular con una falsa confianza en si mismo. - Hay que entrar hace frío. - dijo, pero en realidad no sabía si hacía frío o no, el chico siempre tenía que estar usando gabardinas y playeras de manga larga por sus constantes escalofríos. Avanzó con paso decidido al bar cuando sintió algo tratando de tomar su pie sin mucha fuerza, logró zafarse dando un brinco incómodo que hizo resonar de nuevo los frascos de su caja. El hombre se arrastraba hacia ellos con los ojos inyectados de sangre. - ¡¿QUE HA SIDO ESO?! - le gritó a Aurelia, se incorporó de forma torpe y limpió la sangre de su boca. - ¡NO LE GRITES! - escupió Cassius, observando al hombre con sus ojos brillando cada vez más verdes. Un brillo aterrador y singular, antinatural de cualquier forma que se viera. El hombre elevó ambas manos como una señal de paz, agitando la cabeza. Cassius suspiró y observó a su hermana, que sabía bien no tendría problemas en darle otro puñetazo a aquel tipo con tal de que se callara. Recargó la caja contra su pecho para librar una mano que colocó en el hombro de Aurelia. - ¿Qué tal si nos invita todo lo que consumamos el resto de la noche y lo dejamos en paz? - sonrió malicioso, sabiendo bien que esa cuenta sería bastante cara...aunque no por su parte.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Oct 5, 2022 0:49:49 GMT
Dejó su completa atención centrada en su hermano a pesar de la gente de alrededor, miradas ajenas y uno que otro murmuro con aquella situación. Caleb el cantinero solamente se había quedando negando con la cabeza dejando servido el vaso de Aurelia. Una sonrisa tranquila y con tintes divertidos se dibujo en su rostro al escucharlo, apaciguaba el arranque de adrenalina que había sentido en el momento aunque igualmente agradecía que su padre no estuviera presente. — Así se habla Cass — apenas le miró de reojo sonriendo de manera segura para encaminarse con él al interior. No podía evitar ver por él desde niños, más allá del extraño caso de su hermano era un igual para ella, su contra parte y un vínculo que nadie más tendría. Siempre tuvo la idea de que lo que le hacían a uno, lo sentía el otro. Sin pensarlo dos veces, era capaz de dar la vida por él, entre ellos se entendían al derecho y al revés aunque una fuera claramente más ruidosa y caótica que el otro. "Al menos no te trajo mal la zorra de la bruja" Apenas se giró viendo con dominancia al sujeto del suelo conforme su hermano hablaba, sacándole una sonrisa ladeada pues tenía completa razón. — La biblioteca entera si así lo quieres, además, ya quisieran hacer tan solo un fragmento de lo que puedes hacer, pero vaya que la envidia es más grande — La castaña no se fijaba por completo de la naturaleza de algunos comentarios de su hermano, ya fuese por el alcohol o las neuronas muertas de tantos golpes que se ha llevado. — Venga, algo calentito te sentará bien — El ambiente era fresco pero en contraste a como lo sentía con él, era un ligero viento helado como cuando apenas comienza el otoño. Indicó con un gesto de su cabeza el que entraran por completo al bar cuando el que el castaño diera un paso en falso saltando algo la puso alerta tanto por su bienestar como por el encargo que llevaba entre sus manos; esto la había hecho estirar los brazos por debajo de la caja por si necesitaba tirarse a por ella. No tuvo claro el "porque" había tenido esa respuesta Cassius hasta que se asomó tras el grito del hombre incorporándose de nuevo. Su ceño se frunció pronunciadamente empuñando las manos haciendo resaltar su puño magullado. Apenas dio un paso a punto de abrir la boca para blasfemar pero fue ahora Cassius el que se le adelantó poniéndose firme frente a él. No dudó en acompañar con una mirada desafiante al hombre con su hermano, se sentía especial cuando llegaban aquellos momentos donde los papeles se invertían. — Bien pensado, Cass — le dijo con una sonrisa antes de entrar a golpear cual puerta la barra de forma enérgica — Caleb, cuenta al Bully... Y ni una palabra a Faust, nos ahorremos problemas en la semana, es viernes y hay que disfrutar, dale lo que quiera a mi hermano — — ¿Qué cosas traes ahí, Cass?, ahora que artilugios envió "mi mejor amiga" — preguntó seriamente aunque se le notaba el disgusto en el rostro al tener que mencionar a la mujer. — ¿En que has estado trabajando últimamente que no te he visto a menudo? — El chico podía ver con facilidad que su hermana ya llevaba un rato ahí por el nivel que llevaba en una botella y un vaso en la barra, a pesar de que se veía bastante entera para bajar casi la mitad del envase. Igualmente su aliento tenía ese aroma a alcohol pero no al nivel del sujeto de antes, era claro que si esa noche continuaba así, era muy probable de que no pudieran salir de ahí con tanta facilidad para mover a Aurelia de ahí.
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Post by Cassius Ravenwood on Oct 5, 2022 19:04:43 GMT
No pudo evitar sonreír y sentir cierto orgullo con las palabras de su hermana. Podría no destacar en muchas cosas pero al menos sabía que su conocimiento le había salvado la vida a algún cazador más de una vez, y con eso le había bastado durante un tiempo. Aun así siempre quería hacer más y demostrarle a todos que podía, que podía convertirse en un cazador como cualquier otro. Lamentablemente había fallado la primera prueba y sabía que eso había inyectado a todos con la duda de sus capacidades, sobretodo a él.
Una vez dentro colocó por fin la caja en la barra para descansar un poco de su peso, abrió un par de botones de su gabardina ya que se sentía más cómodo en el lugar. Se sentó al lado de su hermana y sin necesidad de ver el menú ordenó una sangría y un shot de espresso, sabía que tenían por ahí una vieja cafetera para quitarle la cruda a los pobres que se quedaban dormidos en la barra. - "Algo calentito" - dijo imitando un poco a su hermana, con una amplia sonrisa en sus labios. Antes la pregunta de su gemala jaló la caja hacia ellos y dejó que observara los frascos. - Medicinas, pociones de aguante, pociones para evitar dormir durante largas cacerías...venenos. - sonrió un poco orgulloso, se señaló a si mismo con el pulgar. - Hechos por mi...o de mi, como lo quieras ver. Aunque no salieron muy fuertes así que los que cayeron afuera solo van a secar un poco el pasto. - eso último lo susurró para evitar que Caleb escuchara, sin embargo soltó otra risita. Estar con su hermana si que aumentaba su buen humor. - Oh de haber sabido que querías verla le hubiera pedido que entrara, ella me trajo. - bromeó de nuevo, sabiendo bien lo que Aurelia pensaba de su tutora. Cuando le dieron el espresso se lo tomó de golpe, sin importar lo caliente que estuviera recien hecho. - Mucho mejor, gracias. - Se revolvió un poco su cabello y suspiró, volteó a ver a Aurelia a los ojos. - Desde el examen he tratado de ver otras formas de usar mi poder, es rídiculo que no pudiera hacer nada contra una maldita banshee. - elevó su mano y tocó su rostro, donde una garra espectral le había pintado una terrible cicatriz. - Y creo que logré un avance, lo que produce mi cuerpo no solo es destructivo también puede amm...aumentar tu velocidad y fuerza, como drogas deportivas. Pero sigue siendo peligroso usarlo mucho y solo he tratado en ratas, pero si logro perfeccionarlo tal vez pueda usarlo conmigo mismo. - Observó el vaso de sangría que le ofrecían y bebió está vez mucho más despacio. - Lo siento voy a tardar en alcanzarte. - señaló la botella y el vaso de la barras y negó con la cabeza. - ¿Cómo han ido tus cacerías? Confío en que nada muy terrible haya pasado y no me haya enterado...- "...Y no me hayan dicho" pensó.
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Post by Aurelia E. Ravenwood on Nov 4, 2022 19:08:58 GMT
Su imitación le provocó verlo con gracia e incredulidad, "Anda búrlate de mi cariño", pensó para si misma negando suavemente de manera divertida. Regresó la vista a la caja que llevaba su hermano, intrigada de cada frasco. — Muy buenos, por cierto — hizo énfasis en los venenos, aunque volvió a bajar un poco la voz — Los has mejorado con el tiempo... bueno esos aunque solo los veas secando el césped, podríamos probarlos en otro tipo de plantas, mandrágoras pequeñas, un nuevo nacimiento de rosas vampiro y ya sabes, cosas de jardinería —
De un momento a otro pudo observar como el rostro de Aurelia se deformaba en una cara de disgusto, repele y coraje cuando le habló de su tutora. — No gracias, a la vieja bruja mejor déjala en su casa, que bueno que no se bajó, sabes de lo que soy capaz de hacer si se me pone al frente. — dijo aquello último con una cara más seria dejando de lado el jugueteo. Poco duró hasta que suspiró negando viendo de reojo como Cass se bebía aquello de golpe, entrecerrando los ojos y siseando imaginando la sensación. — Estás demente — se burló un poco antes de imitarlo con su propio vaso de whisky, dando un pequeño golpe con él a la barra. — Estamos — se corrigió a si misma con una gran sonrisa.
La castaña se giró para recargar ambos codos sobre a barra viendo el resto del bar y tener mayor exposición a su gemelo. Lo escuchó ladeando ligeramente la cabeza, sabía con certeza lo que había implicado la complicación de Cassius en la prueba con los cazadores, era un tema serio pero no lo dejaría solo. — No dudo de tus habilidades, Cass. Asegúrate de que sean estables para que las consumas, no quiero que te metas tu primero a un experimento y las cosas no salgan como se esperan o tengan otros efectos. — clavó su mirada a la contraria con seriedad — Te lo digo en serio, Cass, mucho más si esa bruja te dice que lo pruebes, no lo hagas hasta que alguien más lo haga o sepan que es seguro. — terminó con un suspiro para cerrar sus ojos un momento. Extendió su mano hasta la cabeza del castaño dejando caer su mano en puño sin fuerza, dejando que la gravedad hiciera su trabajo en darle un ligero golpe en la mollera como lección. — Y venga, tu mismo hiciste el bestiario con el que me ayudaste a pasar a mi, hay otras maneras de vencer criaturas sin necesidad de poderes o exigencias físicas. Te contaré un secreto. — se acercó hasta el oído de su contrario susurrando — ¿Por qué no pruebas fundiendo santos y cruces consagrados para meterlos en pociones sagradas?, los símbolos religiosos son bastante eficaces contra espectros, los de plata y algunos de oro... pero que no te vea Samuel porque se acaba todo... ¿Cómo crees que siempre tengo balas de plata?, Una virgen más, una menos, como si no tuvieran bastantes en la capilla. Lo importante es adaptarse y ser más listo que las criaturas, y eso ya lo eres, "hermanito". — terminó por enseñarle desde su bolso el barril de municiones con una risilla.
— Bah, no hay necesidad de alcanzarme, con beber conmigo es más que suficiente para mejorarme el ánimo. — Le dio un par de palmadas suaves en la espalda para girarse a servirse otro trago. — ¿Mis cacerías?, huh, alguno que otro incidente pero nada que un buen descanso y un par de costuras no sanen. Aunque últimamente están habiendo más presencias dentro de la ciudad... aún cuando se han llegado a acuerdos con otras criaturas, parece que algunos están ignorando los límites. — Se quedó viendo su vaso por unos segundos en silencio antes de dedicarle un vistazo más al castaño. — Hay un caso a las afueras...¿Estarías dispuesto a ir conmigo? — se lo planteó en voz baja tomándolo de la mano. — Mientras papá no se entere, podría estarte enseñando algunas cosas y tu a mi. ¿Qué dices? —
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