|
Post by Camille Marcet on May 30, 2022 17:34:07 GMT
Las últimas semanas habían sido agotadoras, Camille se tenía bien merecido un fin de semana libre; su superior dentro del hospital le dijo que debía tomarse un tiempo, se estaba exigiendo de una manera poco sana, pero no quería estar sola en casa durante sus días libres. Se dispuso a salir de la ciudad para despejar su mente, pero desde aquella noche de Halloween no había podido sacar dichosa escena de terror que tuvo que vivir al ver a su ser amado, privado de la vida. Su vida estaba llena de mentiras, falsas apariencias, siempre aparentando estar bien ante los demás, buscando respuestas respecto al caso que la policía daba por caso perdido. No lo pensó demasiado, la tranquilidad de las cabañas le había ayudado al menos a descansar un poco después de la tremenda carga de trabajo que ella misma se había puesto.
Estaba acostumbrada a perderse en sus pensamientos viendo a la nada por largos ratos, siestas prolongadas y teniendo charlas solitarias mientras veía al lago cercano a la cabaña, parloteando como si alguien más estuviera en el lugar con ella… como si Mikkel siguiera ahí. Se quedaba por bastante tiempo en la terraza aún si la temperatura descendía. Por más que creía que el alejarse de la ciudad la ayudaría a distraerse… era en vano, cada día que pasaba solo lo extrañaba más. Desde aquel día, Camille fue dejando de preocuparse por las cosas materiales que la rodeaban, a fin de cuentas, solo era algo que enmascaraba su dolor. Todo el fin de semana se la pasó llorando, sus ojos estaban hinchados pero debía volver a casa para alistar sus cosas antes de regresar de nuevo a la rutina que le esperaba al día siguiente. Al devolver la llave de la cabaña logró pasar aquel aspecto de su rostro como un caso de gripe estacional detrás de unos lentes oscuros que se quitaría al subir al coche.
Mientras manejaba en silencio, sus ojos se tornaron cristalinos, apretó el agarre del volante mientras veía de reojo el ambiente tan melancólico que estaba brindando ese anochecer. -¿Porque tenías que irte?...Apenas comenzábamos una vida juntos...- estaba tan enojada con la vida, mientras le hervía la sangre golpeó un tanto el volante por la misma frustración pero de inmediato el carro comenzó a hacer ruidos extraños y comportarse como si ya no diese más el ancho para llevar a la mujer hasta su destino. -No, no, no, no me vas a dejar aquí.- Algunas lágrimas rebeldes cayeron por sus mejillas. Pero todo fue inútil, Camille apenas tuvo la oportunidad de orillarse en la carretera antes de que el coche dejara de avanzar. Pegó su frente en el volante estresada, giró la llave un par de veces tratando de iniciar de nuevo pero nada fue útil. Bajó del coche metiendo las llaves a su bolsillo y azotando la puerta con molestia; resignada caminó hasta el frente del coche abriendo el capó… veía todo y no entendía nada. Se giró buscando con la mirada algún punto donde pudiese pedir ayuda pero estaba en medio de la nada, ni un alma pasaba por el lugar, y conforme pasaban los minutos la oscuridad de la noche comenzaba a reinar, un farol con una luz tenue y un celular sin batería eran su única compañía.
-¿Ahora estarás feliz?, tu mujer sola en medio de la nada después de enojarse... solo que ahora no vendrás a buscarme...- se abrazó a sí misma mordiendo el interior de su mejilla, el frío comenzaba a hacerse presente, era absurda la situación para ella, pero bastante lógica. Todo tiene un límite antes de "romperse".
|
|
|
Post by Carrey on May 30, 2022 21:20:50 GMT
Terrible día el que había tenido, estaba cansado, sucio y con la cara claramente magullada por el golpe de hacía un rato; labio inferior roto e inflamado y su ojo derecho cada vez más escondido o por la inflamación. Vio su reflejo en el retrovisor del auto que lo hizo negar despacio, cuestionarse su decisiones de vida estaba de más a ese punto, por lo que resignado solo soltó un suspiro de irritación. Aún le quedaban varios minutos de viaje por lo que seguir con esa mentalidad no le ayudaría en nada, necesitaba animarse aunque fuer aun poco y meterse en una mentalidad más positiva, así que, como el melómano que era, activó la radio del auto y dejó que la música electrónica inundara su auto, la carretera por donde iba pasando, pero sobre todo… Su cabeza. Iba cabeceando y cantando con más ánimo, esperando el estribillo de su canción favorita para cantar a todo pulmón, pero al final fue solo el sonido de su voz lo que se escuchó ya que una llamada entrante interrumpió de golpe la canción — Genial… — Frunció el ceño al mismo tiempo que apartaba una mano del volante para contestar desde el auto. Apenas se disponía a saludar, cuando fue interrumpido una vez más, solo que esta vez por la voz de su hermano que estaba del otro lado de la llamada. — Estoy bien amor, gracias por preguntar… — contesto sarcástico. — Disculpa? — sus ojos se abrieron en honesta sorpresa— Oye, yo fui con esas intenciones y terminé tragándome el puño de un licántropo, sabes lo que duele esa mierda? Desde mi perspectiva yo soy la víctima aquí —contestó ofendido— Así que deja de estar sermoneando, hice lo que me pediste, no? “Intenta que esos no se maten y empiecen una guerra de territorios”, no se mataron entre ellos, los maté yo… Paz. Una noche más en los bosques de Falkenstein…
Movió su cabeza de un lado a otro de forma rápida y corta, en un ademán infantil que mostraba el desdén hacia las palabras de aquel hombre. En su mente tenía el comeback perfecto y lógico, pues era impulsivo, pero no tan idiota como para simplemente haber arruinado las cosas. No fue necesario intentar pelear en llamada, pues su atención divagó por completo en cuanto vio entre la oscuridad a una mujer de pie frente a su coche, debajo de un intento de lampara y rodeada por el bosque oscuro. “Que demonios…?”
— Lo que digas, cuando llegue te marcó de nuevo, me encontré con el amor de mi vida o mi posible perdición… —miró hacia el techo del auto— Creo que eso es lo mismo… Colgó antes de que pudiera continuar con la plática, dejando que de nuevo la música alta se escuchara de fondo mientras él bajaba la velocidad de su camioneta para estacionarla. Desde su perspectiva, pudo ver una camioneta deteniéndose frente a ella y su auto, venía de la dirección contraria a la que ella se dirigía, pero aprovechando la soledad del lugar, se cruzó para quedar en sentido contrario y mejor acomodado, aluzando su silueta con los poderosos faros de su camioneta, que por el tamaño, era fácil asumir que; o era un cazador de la zona, o mínimo vivía entre las montañas para tener semejante monstruo de auto. Dejó la camioneta encendida, con las luces dejando que aluzaran mejor el lugar, tampoco pareció importarle apagar o si quiera bajar el volumen de la música que parecía ambientar la entrada del hombre que iba bajando del auto. Eventualmente pudo ver entre oscuridad y luces cegadoras, a un hombre alto de cabello oscuro, al menos un poco más alto que ella. Vestia de negro de pies a cabeza a excepción de su chaqueta que si bien era del mismo color, estaba adornada con detalles en amarillo y blanco. Si bien vestía casual, daba cierto aire militar, sobre todo por sus botas negras y la forma de sus pantalones— Buenas noches? — La saludó con ironía, pues sabía que su situación tenía de todo menos “bueno”— No quedaste en buen lugar para quedar varada, imagino te dirigías hacia Erfurt
Mantuvo mayormente su cabeza viendo hacia el auto de ella y la zona en la que se encontraban, no era un buen momento para estar a esas horas en ese lugar y menos con lo que acababa de ocurrir a unos kilómetros de ese lugar. Fue hasta el final que giró su rostro hacia ella, dejando ver un par de ojos azules, que por la mezcla de iluminaciones, volvía difícil saber qué tipo de azul tenía exactamente.
|
|
|
Post by Camille Marcet on May 30, 2022 23:08:53 GMT
Los minutos pasaban pareciendo realmente una eternidad sin ver un alma por el lugar, la impotencia y burdos intentos por arreglar sus problemas estaban desbordando su paciencia comenzando a ser bloqueada por la tensión. Las cosas no estaban bajo su control... pudieron estarlo pero era claro que cuando las señales llegaban a su vida las dejaba pasar por alto con el mínimo interés.
"Si camino debería encontrar una gasolinera... a kilometros, llegaría mañana", rodó la mirada descartando totalmente aquella idea. Una luz llamó su atención por el rabillo del ojo, era otro auto. Su rostro se veía en una mezcla extrañada y asombrada ante la presencia, juraba que estaría toda la noche esperando, incluso llegando a pensar que tendría que dormir ahí mismo.
Una pequeña flama de esperanza reconfortando su interior había vuelto a la pelirroja, pues no era una carretera muy concurrida y el que aquella persona tuviera la intención de detenerse con ella le quitaba un peso enorme de los hombros.
Al llegar podía ver a una mujer pálida con un cabello rojo intenso y de una mirada cautivadora color borgoña, solo que esta parecía algo afectada, remanentes de lágrimas que barrieron a su paso recuerdos tatuados en su memoria y llenos de melancolía. No necesitaba hablar mucho para saber que era una mujer bastante reservada, pulcra y con una delicada pero elegante forma de vestir, botines negros acompañados de un pantalon igualmente oscuro con una blusa clara y un cardigan más elaborado. Pendientes platinados decoraban en caida sus orejas y un collar delgado con un dije de una cruz reposaba sobre su pecho.
Elevó su mano hasta hacer algo de sombra sobre sus ojos por la intensidad de los faros de la camioneta, pues entre la densa oscuridad que vencía la lucha con el farol de la carretera fue un cambio sensible, volviendo a acostumbrarse a la iluminación. No esperaba a encontrarse con un rostro magullado, de primer momento aquello le daba una mala espina, llamese paranoia, pero la mujer era bastante desconfiada y prefería mantener distancias para poder estar atenta a su alrededor. La camioneta contrastaba bastante contra su propio coche, y por un instante temió por el tamaño de la misma siendo estacionada frente a ella.
— Podrían ser peores — comentó antes de dar un pesado suspiro — Ni se diga... más bien a Leipzig pero tuve algunos problemas — señaló sin mucho ánimo su vehículo.
A su gusto y sobre todo costumbre su primera impresión entre la música y estado en el que había llegado era bastante escandaloso y descuidado. Los prejuicios la gobernaron en el momento, haciendola dar un paso hacia atrás disimuladamente, haciendose a un lado para dejarlo pasar al frente de su coche. Permanecía de brazos cruzados pues la noche había no solo caído con el descenso de la temperatura, sino también con un viento intenso que hacia que te calara hasta los huesos. Su larga melena roja se dejaba llevar por el vendabal, haciendola pelear de nueva cuenta con algo más aquel día, llevando sus manos a su cabellera para evitar que se alborotara de más.
— Pero dudo mucho que usted se dirija a alguna clínica por este camino — no había podido evitar el permanecer con la mirada clavada en sus heridas, ya fuese por la desconfianza o el mismo corazón por su profesión, terminando por clavarla en los ojos azulados. — Disculpe la intromición pero, ¿Se encuentra bien?... porque parece que ambos necesitamos algo de ayuda. —
|
|
|
Post by Carrey on May 31, 2022 0:43:32 GMT
Asintió conforme se fue acercando a la mujer, aunque iba muy natural, en verdad estaba en alerta con ella, ya que en ese lugar incluso el ser más adorable e inocente visualmente, podría matarte. Con más atención y claridad, dejó ver que en su hombro derecho cargaba un rifle, aunque este se escondía en su espalda y solo fue visible cuando se inclinó para revisar el auto de la pelirroja. “No parece que las luces le afectarán de forma negativa… ” pensó en lo que abría el capó y también miraba de reojo de nuevo a la mujer, ya que fue hasta la segunda mirada que notó como sus ojos se miraban claramente llorosos, cosa que atribuyó a el hecho de estar sola en ese lugar y en esa situación.
Su mirada lastimada y tranquila cambió a una de claro desagrado cuando vio el motor de la joven… No tenía ni idea de lo que observaba. Sabía arreglar cosas muy básicas de cuando su camioneta fallaba, ponerla en marcha, cambiar aceites, agua, lo esencial, pero el hecho de que no estuviera presente esos fallos, le hizo saber que era algo más serio que una simple desconexión de cables o tubos.
— Disculpe señorita, cuando fue la ultima vez que llevó su auto a una revisión? — Giró su cuerpo hacia ella de nuevo, mientras se limpiaba la grasa y polvo de las manos, usando un trozo de tela que tenía en uno de sus bolsillos. Viendo hacia ella cerró de nuevo el capó, dandole a entender que no podía hacer nada en verdad.
— Esto? — Se tocó ligeramente el rostro…
— Me tumbó un perro… Uno muy grande — sonrió un poco tras decir aquello— Pero podría ser peor, podría encontrarme en una carretera solitaria, en medio del bosque, a una mujer que resultara ser en verdad una bruja o algún ser mágico maligno y termine seduciendo para devorarme y usar mis huesos como joyería — habló con un tono de falso miedo mientras se sentaba en el capó de su auto y apreciaba mejor la apariencia de la joven, que fácil confundió al comienzo con alguna vampiresa como mínimo— Leipzig queda aun más lejos…
Se cruzó de brazos y bajó su cabeza con claro desagrado por la situación, al menos él, no iba a poder ayudarla directamente, pero talvez alguien más si, por lo que se levantó su auto para dirigirse al propio, aunque antes de alejarse por completo de ella se detuvo un momento y extendió su mano hasta su propia cabeza y alcanzar la liga que sostenía su baja y pequeña coleta. Extendió una liga negra hacia ella, pero no su chaqueta a pesar de que si había notado su incomodidad ante la baja de temperatura — Si tienes frío puedo ponerte la calefacción en lo que intento ver si alguien puede remolcarte hasta Leipzig — Señaló la camioneta mientras se alejaba de ella.
Se adelantó a la mujer casi corriendo, subió por el lado del conductor para apagar la música y las luces, además de echar hacia atrás el desastre que tenía de; botellas vacías, una cajetilla de cigarros semi vacía, bolsas vacías de botana y… “Ah, ahí estabas”, tomó un porro de cannabis que guardó en su chaqueta. Su camioneta estaba limpia, pero ya llevaba todo en día dentro de ella y no iba a tirar la basura en el bosque, tampoco iba a encontrar botes por la zona y mucho menos esperaba tener alguna invitada dentro de ella como para haberse preocupado por aquello.
Del parasol de su lado, desmontó un radio portátil el cual activó y tras un momento de estática en lo que él buscaba las estaciones que eran, logró hacerlo correr.
— Tayia, cariño… No se saluda asi cuando usas la ra —calló de golpe— No importa… Esta tu padre en el taller? Hay un muerto por la 56, yendo hacia Erfurt — Demonios… Sabes a donde? — Ya veo… Gracias Tanya, cam-
|
|
|
Post by Camille Marcet on May 31, 2022 4:12:46 GMT
Entrecerró su mirada al ver cómo al inclinarse salía a relucir aquella arma sobre su espalda. Desviando su mirada a aquellos tres puntos, la camioneta tosca, el hombre y el rifle, aquello olía a un cazador... O un hombre más peligroso a los ojos de Camille. Su voz la regresó al momento, haciéndola agitar un poco su cabeza para despejarla. Pasando un poco su dedo medio por su sien prestando atención a su pregunta.
— ¿Revisión? — parpadeó repetidas veces bajando la mirada bastante avergonzada — Yo... Podría decirse que bastante tiempo, creo. Un familiar me dió el coche para movilizarme cuando regresé a Alemania pero creí que se habría hecho cargo de lo necesario... Ya sabe — carraspeó un poco para desviar la atención al tiempo del vehículo.
Le apenaba el hecho de que fuera realmente a causa de su descuido y poca atención pero a grandes rasgos y por el lenguaje del pelinegro, no había mucho que hacer en el momento.
— Hmm — pausó frunciendo ligeramente el ceño — Pues si que debió ser enorme como para hacerle ese tipo de daño, más bien parece que estuvo en alguna riña y no termino muy bien — No era la primera vez que veía un rostro magullado por la noche, sabía que era común ver entrar y salir de la sala de emergencias a personas que se enfrentaron en las calles con algún motivo en particular... En la mayoría de sus casos, bajo la influencia del alcohol.
Su rostro cambio a una mueca en dónde resaltaba su ceja enarcada y ligeramente ofendida. — O quizá sería todo lo contrario, dudo que alguien comería una fruta magullada para un entremés — bromeó de la misma manera. — Son solo cuentos... — termino por decir de manera más baja, como si estuviese decepcionada de que a lo que ella había vivido, la habían tratado a mal cuando mencionaba algo referente a criaturas... Prefiriendo vivir en la ignorancia.
Alzó la mirada cuando le ofreció la liga, tomándola de forma insegura y extrañada. —Gracias... Le tomaré la palabra—
La mujer no tardó en comenzar a trenzar su largo cabello de forma bastante rápida, tal como una araña teje su telaraña, terminó por amarrarla mientras se acercaba a su coche para sacar su bolso y algo más de la guantera. Estaba conciente que subirse al carro de un desconocido en medio de la carretera en ese estado pero sería peor si quedaba sola...
Se acercó a la camioneta, a la cual le costó bastante subir por primera vez, era todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada. Al menos estaba protegida del viento gélido del lugar una vez arriba.
Por todo aquello que escuchó del hombre hablando por la radio, su problema no se vería solucionado tan fácil. Mordió una de sus uñas disimuladamente frustrada por aquello; resignada y golpeada en el orgullo se giró a ver a su "héroe" de la noche.
— Que adorable — bufó enternecida por la niña que le había contestado, una ligera sonrisa se le había escapado a la pelirroja a pesar del amargo día.
— Se que Leipzig está lejos pero... Si pudiese llevarme al menos a Erfurt, le pagaría el viaje por supuesto y se lo agradecería eternamente. Solo no quiero tener que quedarme en la carretera, incluso si se tratase de un hotel de paso o también podría ayudarlo con sus heridas. — a diferencia de hace unos momentos, su voz se notaba cansada, resignada y sin ganas de seguir pasando por aquello, aflorando problemas uno tras otro.
|
|
|
Post by Carrey on May 31, 2022 6:40:37 GMT
— Cuentos de terror… — Agregó sin voltear a verla y con una voz bastante seria.
Estuvo mirándola de reojo cuando subió al auto y en lo que intentaba comunicarse de forma efectiva con la niña. Ya con una luz más tenue, por ser la del interior de la cabina, le dejó ver que efectivamente era alguien joven cercano a su edad, de cabello rebelde azabache, que reflejaba la luz amarillenta de la camioneta. Sus ojos sin la intensa luz blanca afectando, dejaba ver un par de zafiros que eran muy oscuros de su parte sombreada, pero donde le pegaba la luz casi brillaban como el cielo de día, uno más apagado que el otro por los golpes.
De cejas pobladas y muy expresivas, no necesito usar palabras para dejarle en claro que estaba entremezclado con ganas de reír y llorar por las palabras de la niña, que si bien no sonaba como la mejor fuente de información, era una buena chica y podía confiar en que no estaba su padre.
— Lo es… Incluso dándome malas noticias me dejó feliz —Negó despacio con su cabeza.
Se recargó por completo en el asiento de su auto bufando bajo y dejando las manos caer en resignación hacia su propio regazo. Ahora necesitaba pensar en una segunda estrategia que no fuera lo suficientemente suicida para ella; como dejarla sola. Extendió su brazo hacia la parte trasera de los asientos para de nuevo tomar la cajetilla que anteriormente había lanzado, de esta sacó un cigarrillo, lo quería para pensar más tranquilo y talvez algo de nicotina le ayudaría con el dolor que empezaba a hacerse presente, pero antes de siquiera llegar a prenderlo escuchó a la pelirroja que le robó la atención, con el cigarro en la boca y una expresión bastante plana a sus palabras. “Carajo…”, se alborotó un poco el cabello con clara incomodidad, pues era una petición entendible y noble que… Tendría que rechazar.
— Me encantaría ayudarte y en otras condiciones, con gusto te llevaría, pero… En estos momentos no puedo dejar el bosque —Habló de forma más seria, mientras buscaba ahora en la guantera frente a ella, algo para anotar— Soy una especie de guardabosques en este lugar y si me voy cosas malas pueden pasar…
Usando el volante como mesa improvisada, pudo verlo rallando un bloc de notas viejo y dañado de las hojas, a saber desde cuando llevaba ahí dentro junto con un montón de cosas random que había ido acumulando. Dibujó sin mucha complicación un pequeño mapa que abarcaba diferentes puntos y en todos ellos, las distancias anotadas no eran para nada cortas, a excepción de una que bifurcaba a la mitad de la carretera en la que se encontraban y se adentraba hacia el bosque.
— Le presento sus opciones, joven pelirroja… Al menos en las que puedo ayudarte directamente —Acercó sus notas mientras usaba su lápiz para señalar— Estamos aquí y tu destino, ni siquiera cabe en este mapa, ni Leipzig, ni Erfurt. Podría llevarte a este parque, es un lugar turístico y tiene cabañas, aunque no es muy barato — Mencionó inconsciente el lugar de origen de ella— Y aquí es donde vivo yo, esta antes que este lugar, es grande y sería gratis, pero deberás acompañar a un desconocido dentro de un bosque… Y eso me asusta un poco, quien sabe que cosas me puedas hacer — Le comentó de forma burlona— La otra, es que podría quedarme aquí contigo hasta que pase alguien más o regrese Jarko, el padre de la niña…
Le dejó la libreta en sus manos para que analizara su situación y sus opciones, mientras continuó con su tarea de prender aquel cigarro, cuando lo logró, sacó por la ventana el brazo junto con el cigarrillo para no molestarla con el olor. Por suerte el viento que se colaba en el auto movía rápido el humo y evitaba que este se volviera muy imprégnante— Como supiste que magullaron esta fruta en una pelea? — preguntó por fin, con una expresión confundida— Pero más importante... Que haces aquí sola a esta hora en medio de la nada?
|
|
|
Post by Camille Marcet on May 31, 2022 17:17:48 GMT
Por un par de segundos su mirada borgoña se había clavado en la apariencia del joven azabache, le llamaba la atención el que tuviese esa combinación entre cabello y ojos, pues era más común ver a personas rubias con tales safiros, destacando más sobre el tono de piel moreno. Tenía un encanto sin igual.
Su lenguaje corporal ante su propuesta la hizo llevar su mano frotándose un tanto los párpados en clara frustración.
— Lo entiendo... — dijo en un susurro quitando la mano de su rostro al sentir que había abierto la guantera.
Le seguía con la mirada algo confundida con lo que hacía hasta que por fin le enseñó con mayor lujo de detalle y atenta a su explicación. La mujer no se veía del todo convencida con las opciones presentadas, tenía la tabla con el mapa entre sus manos, se tomó un tiempo para analizar las opciones.
— Exclamó la víctima con el rifle ante la mujer de la carretera — cerro los ojos un momento soltando solo un resoplido divertido. — Camille Marcet, soy médico cirujano. Así que puedo reconocer parte de lo que le ocurrió, nunca faltan los casos de peleas; su tipo de herida es muy certera como para que haya sido solo una caída. No se imagina la cantidad de gente que ha llegado luego de peleas por las calles después de festivales. — tenía un ojo bastante perspicaz y crítico cuando se trataba de lasceraciones, hematomas y tener que sacar diagnosticos.
Tomo una breve pausa sin girarse a ver a su acompañante.
— Vengo presisamente de este parque, tome una semana obligada de descanso allá y planeaba regresar hoy a la ciudad para estar de nuevo a bordo en mis turnos del hospital — suspiró un poco — Pero bueno, accidentes ocurren y por más que uno se esfuerce no se puede tener todo bajo control — hizo mención a su auto pero ella igualmente lo tomaba como algo que le pasaba de forma recurrente en su vida.Todo aquello sin verlo a él, pero si desviando la mirada a la densa oscuridad del bosque.
— Preferiría no quedarme en la carretera tan tarde pero si desconfía de mi como para llevarme a su hogar, lo entiendo. Pero al menos ahí podría tratar sus heridas y no estar parados en la camioneta con riesgo a que su propio ojo termine de inflamarse hasta cerrarse por completo. — explicó regresando la vista hasta el mapa y luego al azabache.
|
|
|
Post by Carrey on May 31, 2022 23:15:12 GMT
“Camille Marcet… ¿Por qué me suena ese nombre?”, se preguntó a sí mismo al mismo tiempo que clavaba sus zafiros en los borgoñas de ella, aunque no le dio mucho tiempo de siquiera querer cuestionarla, ante las palabras de la ahora doctora. No disimuló sorpresa cuando escuchó sobre su profesión y no solo eso, era toda una cirujana, algo que no se alcanzaba fácilmente. Asintió con su cabeza de manera lenta en lo que inhalaba el cigarro y procedía a hacer su cabeza hacia atrás para soltar el humo fuera de la cabina— Eso es difícil de lograr según entiendo, pero explica lo que dijiste… Aunque igual no mentí, si me tumbó al suelo un perro enorme — Le sonrió frunciendo un poco su nariz par hacerle un gesto “retador” pero infantil. — Lamento haber salido tan imponente en mi presentación, pero como dije antes… Es un bosque maldito y eso no lo decía en broma — Comentó de nuevo, manteniendo su seriedad— También, vengo un poco alerta por esto —Señaló sus heridas. Era honesto con sus palabras, no le importaba esconder mucho lo que era o lo que hacía en ese lugar, no le veía sentido, tal vez la soledad le afectaba su sentido común, además de que mayormente lo tomaban como un loco o alguien que solo hablaba con bromas. Escuchó atento el origen de la pelirroja lo que hizo que hiciera una mueca de incomodidad justo cuando mencionó sus intenciones de regresar ese día a la bonita Leipzig. No podía estar más lejos de la realidad la pobre doctora y se lo demostró con esa cara y un ligero negar de su cabeza. — Estamos bien, detecto algo inusual en ti, pero eres más humana que otra cosa, solo te estoy molestando — Entrecerró sus ojos y le sonrió— Vamos, hagamos esto, vayamos a casa y en cuanto se desocupe alguien le pedimos que pase por ti o veo mil videos en youtube para arreglar tu auto…
Inhalo lo último que le quedaba del cigarro para terminar soltándolo junto con un pesado suspiro, la colilla la apagó en el cenicero del auto y la dejó ahí. Ahora que habían quedado en algo, prendió la calefacción de la camioneta y mantuvo la mirada en el volante por un momento en lo que organizaba su cabeza. Necesitaba mandarla a su coche de nuevo para llevar el auto, ya que dejándolo ahí, seguramente no amanecería, pero estaba frío y peor sería dentro de aquel vehículo— Voy a girar la camioneta para remolcar tu auto, vas a tener que ir en él, pero por el momento relájate y caliéntate aquí… Y toma, un poco de música — Encendió el audio, solo que esta vez en un volumen decente y con música más tranquila que pensaba él le gustaría. Arrancó la camioneta para empezar a moverse, como había dicho, la acomodó de manera que la parte trasera quedara frente a la de su coche. Habiendo hecho aquello, bajó nuevamente de su auto para abrir el pontón de la caja de su camioneta que tenía cubierta para proteger mejor lo que llevaba ahí; armas en su mayoría. De entre las cosas sacó una cadena y gancho que llevó hasta el auto de la pelirroja. “Me cala el viento las heridas…” — Auchis…Pasó un par de minutos asegurándose de que todo quedara perfecto para que ella sólo tuviera que encargarse de controlar y frenar el auto cuando fuera necesario, por suerte no quedaba mucho del viaje. Había notado como anteriormente le costó subir a la camioneta por lo que esta vez se acercó al lado del copiloto para abrir la puerta e invitarla a bajar, extendió su mano zurda hacia ella mientras la miraba desde fuera con una tranquila sonrisa que empezaba a costarle hacer, también redujo un poco su palabrerío por las ligeras punzadas en su boca. El viento fuerte que había afuera movió su cabello de su rostro, dejando que este se descubriera por completo, igual que parte de su pecho ya que ni su pesada chaqueta negra podía mantenerse en su lugar contra lo que parecía una tormenta seca.
|
|
|
Post by Camille Marcet on Jun 1, 2022 2:14:21 GMT
Asintió apenas mencionó lo difícil de conseguir el puesto que tenía pero pronto se detuvo enarcando una ceja viéndolo de manera escéptica a su comentario sobre el bosque "maldito" y su gesto hacia su diagnóstico.
— Maldito dices... — su mirada se paseó entre las ramas y copas de los árboles más alejados sin estar segura de eso. Regresó a verlo por el rabillo del ojo, desde el inicio había estado con lo mismo. — ¿Inusual?... ¿Como una bruja? —
Una ligera sonrisa más relajada salió entre sus labios sobre las lecciones en línea. Era una mujer muy seria y recta pero estaba cansada por ese día y al menos la actitud más llevadera del chico logro doblarla por segundos.
— Quien sabe, igual y pasa de guardabosques a mecánico si logra repararlo solo — menciono desganada pero un poco burlona para terminar asintiendo a sus instrucciones, agradeciendo por lo bajo.
La música comenzaba al igual que el movimiento de la camioneta, en cuanto el chico quien al menos parecía llamarse Carrey por lo que escucho en la radio bajo del vehículo, la pelirroja prestó atención a la letra de la canción con la que la había dejado.
Su ceño se frunció escuchándola, cada palabra parecía dirigida a ella, como si en la melodía fuera deshaciendo a la mujer en capas de vivencias. Las amatistas que llevaba por ojos se vidriaron un poco en lo que el azabache trabajaba en remolcar el carro. Su garganta se vio anudada pero no fue hasta que la ayudo a bajar que la saco de sus pensamientos; tomándolo de la mano para apoyarse a bajar sin verlo a la cara para evitar su rostro por la vergüenza.
— Gracias... Por todo, de verdad — con su bolso en mano subió a su propio coche
|
|
|
Post by Carrey on Jun 2, 2022 5:27:40 GMT
— Si, un bosque con malditos idiotas que hasta se pelean por quien tiene más rocas de su lado — Contestó mirando al cielo con una mueca de asco y una mano que alzó para marcar más ese ademán de desprecio— Aunque no creo que haya brujas en este lugar… Al menos no que yo sepa — Fue lo último que le dijo antes de empezar a mover todo. “Oh, me esta evitando... Huelo mal?” se olfateó disimuladamente, su propio aroma lo hizo poner un rostro de disgusto y a la vez encogerse de hombros en resignación. Entendible, al menos para él, después de salpicarse encima sudor y sangre. Notó de reojo su rostro claramente afectado por un humor negativo, nuevamente notando aquel par de ojos avioletados ya enrojecidos de posibles llantos o cansancio… O ambos. Era una mujer hermosa, pero se notaba a simple vista que no estaba muy feliz, algo que era entendible con el desagradable momento que estaba pasando, llegando incluso a ser él su "héroe" de la noche. Habiendo ella desviado su mirada, se cuestionó si seguía siendo por él o algo más, fuera cual fuera su razón, también giró su cabeza para darle más privacidad a lo que sea que escondía. “Tiene el aura de alguien maldito…”, pensó al mismo tiempo que soltaba la mano de la joven y miraba hacia el oscuro —pero muy estrellado— cielo. — Mi hogar queda en una zona alta, con señal de celular, al menos de mi compañía… Puedes usarlo para avisar tu situación, de acuerdo? — Sonrió un poco al hablarle, pero no le robó más tiempo y dejó que la doctora subiera a su auto para él también guiar el camino desde su camioneta. Estando dentro del auto, se relajó un momento, acomodó lo que tenía que acomodarse y le dio un tiempo a ella también antes de empezar a manejar de nuevo, pues quería asegurarse de que ella también estuviera lista. Con su música a todo volumen, pero a menor velocidad por llevar detrás de él a la pelirroja, emprendió de nuevo el viaje a casa. Si bien había sido una sorpresa inesperada la de ella, no iba a dejar que la situación lo superara. Como en su dibujo y explicación, no tardaron mucho en tomar una bifurcación en medio de la carretera, a lo mucho habían pasado unos diez minutos de viaje y apenas los automóviles se adentraron unos pocos metros en el bosque, él tuvo que detenerse y bajar de la camioneta para abrir una reja metálica, vieja y muy alta, de color negro, que se extendía a lo largo del bosque, pero que a la vez se escondía muy bien entre la maleza del lugar. Entrando en ese perímetro protegido, fue donde un viaje mayor empezó ya que si bien era disimulado, era un viaje ascendente a la montaña más cercana que tenían. Fue ese camino donde gastaron unos buenos 40 minutos, entre terracería que alentaba el avanzar y el hecho de que tenía que estarse asegurando de que el carro de la pelirroja entrara bien por algunas partes, teniendo que detenerse de vez en cuando para corroborar que todo estuviera bien. Si bien no era el viaje más placentero, el escenario era espectacular, ya que no había luna esa noche y sin contar las luces de los autos, no había absolutamente nada que iluminara el lugar. Incluso las estrellas se perdían entre la densidad de los altos árboles y pinos. Era una escena imponente que demostraba de lo que era capaz la naturaleza sin la mano de nadie interfiriendo en ella. Fue un viaje tosco y lento, pero eventualmente llegaron a una zona más plana, ya claramente a mayor altura, donde se notaba más habitable el lugar. Era una zona tipo estacionamiento, artificialmente plana que aparte de dos autos cubiertos con lonas, tenía también algunos contenedores de agua o mini almacenes, pero… No había casa alguna a simple vista en la zona. Bajó del auto una vez se estacionó en un lugar decente tanto para él, como para ella. Allá arriba el viento azotaba con mayor intensidad por la altura y el frío estaba más presente, por lo que intentó no tardar mucho tomando sus cosas; su arma la puso en su hombro, una mochila en el otro y en una de sus manos llevó otro bolso tipo militar. Iba cargado, pero aun así se acercó hasta ella para ayudarla con lo que necesitará, llegando incluso a ser él quien abriera la puerta de su auto para invitarla a bajar nuevamente. — Bienvenida a mis frías y solitarias tierras, la cabaña está bajando un poco aquella pendiente, no es el mejor lugar pero tengo agua caliente e internet, para mi eso es más que suficiente —Señaló con su cabeza hacia un lado, hacia donde estaría la casa aunque esta no se viera— Son escalones naturales, así que bajemos con cuidado —Agregó con seriedad suficiente para dar a entender que hablaba enserio. Ayudó a la joven con lo que sea que quisiera bajar, pero mantuvo siempre su mano diestra desocupada, incluso si eso significaba un segundo viaje de vuelta, pues si bien no le iba a ofrecer su mano para evitar alguna incomodidad, sabía que iba a necesitar ir atento a ella ya que el terreno no era amable con los pies, ni siquiera para los de él quien ya llevaba años viviendo en ese lugar.
|
|