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Post by Camille Marcet on Jun 20, 2022 5:14:04 GMT
No sabía que con un movimiento fugaz del moreno podría haber logrado que su rostro se iluminará de un rojo casi tan intenso como el de su cabello por un atrevimiento tan grande como el tomar sus senos tan repentino mientras hablaba. Sin embargo el que se recargara más en su mano disipó ligeramente su rubor por la sorpresa, no creyó que fuese realmente a corresponder su caricia. — Mientras sean jugueteos suaves no tengo problema... — le respondió mientras lo seguía con la mirada al erguirse entre sus piernas. Su pregunta la tomó desprevenida, abriendo bastante sus ojos, regresando violentamente el color a su piel al grado de sentir que ardía, quizá podría incluso decirse que estaba que echaba humo por los oídos de tal atrevimiento. Casi de inmediato al hacer dichosa pregunta subida de tono, la pelirroja llevó sus manos a las muñecas del moreno para intentar detener el despojo de su pantalón pero terminó en vano, solo lo vio volar por la sala. — No lo soy — contestó golpeada en el orgullo — E-es solo que no soy muy experimentada — El chico claramente podría notar que ese matrimonio no había Sido el más relajado incluso en la cama. Camille cargaba con muchas cosas, pero en el momento, estaba aún con la cabeza ligera, dejándose llevar incluso por esa curiosidad que le había despertado; de haber estado completamente sobria eso no estaría ocurriendo. — ¡C-carrey! — reprochó su nombre, pues no podía bajar la guardia no un segundo sin que fuese tan abierto en cuanto a cuestiones carnales. — Por favor...— "Este chico me va a matar de la pena si sigue así… No se siente mal… pero mi corazón se va a salir de los nervios" Poco disimulada, posó su mano sobre la muñeca del pelinegro para apretar la manga de su suéter; quería quitarsela, para -según ella- estar a mano. — Enséñame un poco más... No quiero seguir como antes o hacer algo mal — Su mirada mareada era honesta con sus palabras, tenía esa inseguridad latente, sin saber muy bien como proceder. Cómo él la sostenía, la mujer se apoyó para levantarse un poco y sacarse la blusa, queriendo imitarlo la arrojó no tan lejos. Quedó en ropa interior viéndolo desde abajo, tapándose inútilmente con los brazos.
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Post by Carrey on Nov 9, 2022 14:26:33 GMT
Incluso si el viento montañoso fuera de la cabaña soplara como si anunciara el fin del mundo, dentro todo era cálido, gracias a la chimenea y el calor que ellos mismos emanaba. Además el ruido se había vuelto selectivo, siendo los suyos los que opacaban los ventarrones de afuera. La cómoda alfombra de piel artificial se había convertido en el escenario de la torpe actuación que habían comenzado, pues gracias a la poción que la pelirroja había derramado — al menos al comienzo— sus habilidades románticas se habían entorpecido considerablemente… Pero eso no importó, pues poco a poco se fueron envolviendo en el placer y claro, un poco más de sobriedad. La alfombra fue en su mayoría el punto de encuentro, pero el sillón e incluso el frío piso de madera terminaron siendo apoyo para ambos, pocos fueron los lugares de la sala los que se salvaron. Después de todo, hacía tanto que llevaba recluido en ese bosque. Apartado de casi todos, sin contar una que otra bestia con la que tenía que tratar y sus compañeros o superiores pasando a revisar cosas con él. Era obvio que no desaprovecharía la oportunidad que le había brindado aquella mujer. Entre besos toscos y mordidas fue marcando el cuerpo de la pelirroja, y aunque en algún momento había sido cuidadoso, terminó descargando toda su energía sexual acumulada, tomándola incluso cuando ella se negara por alguna incomodidad o cansancio. Incluso si manazos, arañazos y jalones de cabello se hicieron presentes, aquello solo fue combustible para él. No recordaba muchas palabras por parte de ella o si quiera de él, incluso si había sido una corrida de casi toda la noche, estaba seguro de que no hubo más que uno que otro intercambio de palabras sexuales. Tal vez si dijo más de lo que debía o tal vez no dijo nada. No importaba. En aquel momento las palabras sobraban, además muy seguramente ella menos lo recordaría. Lo único que no pudo olvidar y que por el contrario, le quedó muy presente —pues incluso fue un causante de casi volver a la sobriedad de golpe— fue el hecho de haber descubierto que solo tenía dos condones, los cuales poco duraron. Pero al final, su preocupación fue mayormente una farsa, tal vez solo su moralidad humana haciendo ruido. La hizo suya el resto de la noche sin protección alguna, disfrutando cada embestida y el interior de la pelirroja, incluso llegó a abusar de aquello que obviamente para ella sería aún más preocupante. Fueron los ojos de sus brazos abriéndose y esos invasivos pensamientos de querer devorarla, los que le recordaron porque estaba solo en aquel lugar… De un momento a otro se había vuelto más salvaje en sus acciones, llegando incluso a rasguñar y morder su piel de una manera que al comienzo ni usando fuerza había logrado. Estaba oscuro aun, pero los pájaros afuera habían empezado a cantar cuando él terminó una última vez dentro de ella. Se acurrucó junto a ella para descansar, sujetándola de forma posesiva junto a su cuerpo, dando suaves lamidas en su hombro que era lo que tenía más cerca hasta que el sueño le ganó al final. “Imagina quedar embarazada de esto…” “Nunca me olvidarías…” “Debería tenerte aquí conmigo…” “Camille… Te devorare” Abrió sus ojos lentamente. Sentía el frío de la mañana calandole el cuerpo, después de todo estaba desnudo, sentado en el frío piso metálico de aquella habitación, siendo sólo su propio cuerpo agazapado y una manta pequeña que alcanzó a tomar de la sala lo que lo mantuvo “caliente”. Se quedó viendo el techo de la celda, con esos ojos azul eléctrico que se veían hasta artificiales, intentando recobrar un poco el sentido de lo que había pasado… ¿Por qué se había metido en ese lugar? Bien estaba consciente de para qué era esa celda, pero no recordaba… “Camille!” recordó al mismo tiempo que se exaltaba tanto como para sentarse de golpe. — Aaaghhg… —soltó un ruidoso y honesto quejido por lo tieso que sentía el cuerpo que había pasado horas en esa pose, pero ignoró su incomodidad y enseguida llevó sus manos hasta su propia frente, mejillas y al final su cuello. “No estoy caliente… No hay fiebre” pensó con alivió al mismo tiempo que soltaba un pesado suspiro que lo relajó de nuevo, al menos hasta donde le permitió el piso frío. Poco a poco hizo memoria de la noche anterior, se sentía entumecido de la cabeza y entendía que había sido la poción, pero también algo más… Casi había perdido el control. En algún momento se levantó, apenas descansó un poco y a duras penas se arrastró hasta la celda, pero… ¿Qué había pasado con ella? ¿Se dio cuenta? ¿Se levantó, se fué, estaba bien?... "Sera que... ¿Le hice daño?" Muchas preguntas. Pocas respuestas. — Mierda, necesito levantarme… —habló para sí mismo, pero en lugar de ponerse de pie se deslizó más en el piso hasta quedar completamente recostado, de lado— Ay... J-joder, ya acaba con mi miseria! —gimoteó con dolor, pero agregando una falsa voz de angustia.
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Post by Camille Marcet on Nov 10, 2022 4:49:56 GMT
La decisión estaba hecha, prudente o no, siempre se dice que los ebrios y los niños dicen la verdad. Su deseo fue más allá de lo carnal, una protesta contra los estrictos e inflexibles valores "familiares" con los que había cargado desde que tenía uso de razón. Esa noche se había entregado a un completo desconocido en medio de la nada pero significando todo para ella. El temor a lo desconocido fue su acompañante desde el inicio, sin embargo fueron aquellos zafiros en medio del cielo estrellado los que hicieron que todo alrededor se esfumara con cada suspiro. No existió la culpa o el remordimiento, solamente el despertar de una lujuria que hacía hervir su sangre con el deseo de más, hambrienta del contacto que la hizo sentir verdaderamente deseada por tan solo una vez en su vida. Su cabello derramado sobre cualquier lugar por el que arrasaron hacía parecer un velo de sangre, uno que no tardó en comenzar a cubrir su piel en un tono rosáceo tras las mordidas que le iba propinando. La acción había ido perdiendo gentileza a medida que ella se iba desenvolviendo; entre gimoteos y jadeos había llegado a escuchar al contrario murmurando en repetidas ocasiones el querer devorarla, aunque en medio de la acción lo llegó a tomar como una manera “vulgar” de mencionar sus acciones. No todo fue color rosa, el ambiente tosco parecía ir en aumento y el placer de la pelirroja disminuyendo a ratos por dolor y preocupaciones, no quedaban preservativos y ella no llevaba consigo, ¿Por qué llevaría alguno cuando ella misma se había cerrado a tal idea?. Llegó a suplicar inútilmente el no acabar dentro pues de igual manera las cosas acabaron así una y otra vez hasta que la mujer se dio por vencida al insistir. Esas breves pero agudas punzadas en su cuerpo la hicieron llegaron a un límite, la sobriedad había vuelto a ella, externando su molestia con quejidos y llamando a Carrey que se detuviera. Sus llamados fueron en vano, buscó alguna manera de detenerlo, estaba cansada, desorientada y adolorida, entre las embestidas toscas juraba que en algún lado de la cabaña había un teléfono sonando, insistiendo de dos a tres veces, esta había sido su pequeña luz de esperanza por una separación necesaria. La pelirroja le insistió que debía atender la llamada, ni siquiera estaba segura si había sido el móvil del moreno o el de ella pero de una u otra forma era un escape por un respiro. La desesperación la invadió al final, siendo ella más brusca queriendo marcar un límite, teniendo que forcejear con él a pesar de la diferencia de fuerzas, tuvo la oportunidad titilante de poder recurrir a su magia para detener los antebrazos de Carrey con los tallos con espinas como los de una rosa… Aunque eso no detuvo al chico, incluso si se llevaba unas buenas rasgadas en la zona le dejó más que claro que aclamaría cada milímetro de Camille sin importar lo demás. Al liberarse de la magia intermitente de la pelirroja en medio de la tosquedad donde sometió la cabeza de la chica pasó a rasgar parte de su rostro con facilidad, como cuando a un gato se le pasa la mano al jugar. Perdió la noción del tiempo, solo estaba consciente del dolor que le había estado generando y el ardor en su piel tras cada mordida marcando su cuerpo. Solamente terminó por quedarse quieta y en silencio con los ojos llorosos, donde más que el dolor físico eran sus pensamientos intrusivos culpándola de todos los hechos de aquella noche. Su cuerpo ya no le pertenecía, únicamente su conciencia, siendo envuelta por aquel abrazo que marcaría el fin del encuentro. Oscuridad. Desconoció cuánto tiempo pasó dormida o si había perdido el conocimiento, pero la luz ya se había colado por las ventanas de la cabaña, pero de lo que sí estaba segura era de ya no tener el peso ni calidez encima de su amante de la noche. Sentía como todo su cuerpo pesaba, ardía... se tomó un par de minutos en tomar algo de fuerza para enderezar su cuerpo hasta sentarse con dolor. Tomó entre sus manos lo primero que encontró que fue una de las prendas de Carrey que no había arrojado tan lejos, ahí apenas apreció realmente las marcas sobre su cuerpo, iban de mordidas normales a unas un tanto… peculiares. — …¿Carrey? — recorrió con la mirada el lugar sin ningún avistamiento para ponerse la chamarra. El fuego de la chimenea se había consumido y la sala estaba hecha un desastre al igual que ella. Recargó su antebrazo en la mesita cercana para que su frente no pegara directamente con el mueble mientras su mente dejaba de divagar para recobrar la fuerza para levantarse.
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Post by Carrey on Dec 1, 2022 20:03:22 GMT
Con la cobija ligera que se había robado, se envolvió la cadera, fue ahí, con más detenimiento, que notó sus brazos manchados en sangre. Había recibido daño tan notorio que incluso los ojos de esa área se habían movido de la zona y los cercanos a las heridas estaban molestos —viéndose como “ojos enojados”. Tomó el daño como señal de que se había pasado con ella y aunque sus ojos se habían abierto en sorpresa, había sido por las heridas y no por la idea de que hubiera llegado a tales extremos con la pelirroja como para que lo atacara. Olfateó un poco sus heridas; “Magia…” pensó, detectando el leve rastro que había dejado ella en él, no sabía de que tipo, pero solo sus uñas no habían sido. No recordó que era usuaria, pero realmente no importaba eso en ese momento, aún tenía que saber si ella seguía ahí o se habría ido. No tardó en subir a la primera planta donde, apenas entró, quedó cegado unos segundos por la diferencia de iluminación del sótano y ahí arriba. Parpadeó acariciandose la frente por la punzada que le dio el cambio de luz, en lo que recobrara la compostura, y fue hasta que abrió sus ojos donde se percató de la pelirroja, aun peleando en el suelo por levantarse. “Seguro te odia… “ Caminó hasta ella sin decir nada, solo poniéndose de rodillas en la alfombra para estar a mejor nivel de ella. Incluso si traía su chamarra encima, algunos movimientos ya le habían dado una idea del daño que le había generado y bueno… Entendió lo que podría pasar; si terminaba golpeándolo, insultando o lo que quisiera, pero por el momento su prioridad era asegurarse de que estuviera bien. — ¿Estás bien? —preguntó por fin, con voz baja y desconfiada— No te levantes, hay sol desde hace rato… Seguro el agua debe estar caliente ya —continuó hablando bajo mientras colaba sus manos entre la chamarra para ver mejor su daño— Ven, te llevo…
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Post by Camille Marcet on Dec 1, 2022 23:55:49 GMT
El ligero crujir del piso de madera fue un aviso para la pelirroja que el moreno rondaba cerca; se movió con pesadez apenas dejando a la vista aquellos ojos borgoña acompañados de un rasguño en las cercanías del pómulo y el resto de su rostro cubierto por parte de la chamarra. Sus ojos se veían cansados pero un una chispa más limpia, tal como si hubiese disipado parte de la neblina que los opacaba. Asintió suavemente ante la pregunta que rompió el silencio, terminando de descubrir su rostro recién levantado, con una nariz sumamente enrojecida y taponada con el fresco amanecer. — ¿Dónde estabas?... tenía frío — dejó que moviera la chamarra para verla, después de todo, no había nada que no hubiese visto ya. Su piel tenía varias marcas entre chupetones y mordidas que entintaban su pálida tez, que en algunas zonas te tornaban mas toscas junto con algunos rasguños de donde llegó a sujetarla, pero no había una herida de gravedad. No estaba acostumbrada a ese tipo de actos, era un campo totalmente sin explorar por parte de ella. " Seguro todo esto es de lo más normal... solo me estoy quejando demasiado"Pensó para si misma, alcanzando la mejilla del castaño para que dejase de ver lo que había ocurrido y le prestara atención a su mirada. — Estoy bien... No se bien lo que ocurrió pero estoy bien — comentó acariciando su mejilla con su pulgar. Terminó por bajar ligeramente la vista hasta sus brazos heridos. — Se nos pasó la mano... —
Llevó su mano hasta por detrás del cuello del moreno para aferrarse, tomándole la palabra en que la ayudaría.
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Post by Carrey on Dec 6, 2022 21:27:20 GMT
Soltó una ronca burla que se atoró en su garganta, aquello ante el reclamo banal de la pelirroja, cosa que había aliviado su mente ya que él venía mentalizado para algo peor. Su caricia terminó por tranquilizarlo, un poco ya que la realidad de sus acciones seguía ahí, muy marcada en el cuerpo de Camille... Si se les había pasado un poquito la mano, la noche anterior, pero más a él.
— Creo que entre el momento y la poción que nos tiraste encima, tiene sentido que no recordemos mucho… —confesó, acompañado de un suspiro pesado.
La tomó en brazos para levantarla, algo que no le costó mucho, pero al erguirse de nuevo no pudo evitar hacer una mueca de dolor momentánea tras sentir una punzada en su espalda baja, dolor que lo hizo ver hacia el techo un momento y reconsiderar sus acciones. “O estoy muy viejo o enserio moví mi cadera toda la noche…” Carraspeó, acomodando a la mujer en sus brazos de la mejor manera para llevarla como una princesa hasta el baño, que por suerte, estaba más cálido gracias al sol que se colaba por la ventana de forma más directa.
Dentro del baño la bajó para dejarla a su lado, en lo que él empezaba a mover las llaves de la regadera y usaba su otra mano para templar el agua. Le dio su espalda en ese momento, dejando ver también el daño que sus uñas habían dejado en su espalda.
— Puedes llenar la tina o puedes bañarte con la regadera todo lo que gustes, el agua abunda por aquí, no te preocupes por limitarte… Aunque puede que no dure mucho el agua caliente, hace frío — sacudió su mano mojada dentro de la regadera para quitar el exceso.
Todo el rato había estado un poco evasivo con su mirada, mirándola apenas de reojo, pues si bien estaba seguro que había hecho bastante anoche, no lo tenía muy fresco aún y al menos él, conociéndose, terminaría encima de ella de nuevo si no tenía el debido cuidado. Así que, aunque también estuviera temblando, lo cual disimulaba, esperaría su turno para tomar el baño… O se lo daría afuera con el agua bien fría.
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Post by Camille Marcet on Dec 6, 2022 23:35:40 GMT
Al traer de nuevo el origen de aquella noche difusa provocó que la vergüenza le cobrara la cuenta a Camille por sus actos tan imprudentes y poco dóciles. Ahora sobria, las cosas estaban tomando más peso y por lo tanto, consecuencias mayores en su mente cual verdugo esperando una sentencia a ejecutar.
— Lo siento... — se disculpó por lo bajo con una voz temblorosa mientras la levantaba.
No musitó ni una palabra más en el trayecto, procuró firmemente el solo esconder su rostro entre el cuello y hombro del moreno, su mirada barriendo la sala desarreglada y la única con la memoria clara de todo lo que esa noche se había presenciado.
Una vez la bajó en el interior del baño, la pelirroja llevó sus manos hasta los cierres de la chamarra para cubrir su cuerpo a la vista azulada, dio un par de pasos hacia atrás hasta topar con el lavabo cuando se percató de las marcas filosas que había dibujado en la espalda del pelinegro de manera tan... "salvaje", se desconocía a si misma, sentía culpa pero no arrepentimientos. Llevó su nerviosa vista borgoña hasta una esquina del baño viendo donde habían quedado sus cosas del viaje; buscó en medio de su neceser una caja pequeña con gasas, algodones, alcohol y un par de frascos muy peculiares color escarlata, dejó uno en el lavabo y lo demás lo llevó hasta a un lado del hombre.
— Gracias, lo tendré en cuenta... Y Carrey — le extendió la caja con las cosas — Para tu espalda... es un destilado que hago en casa para tratar algunas heridas superficiales. — buscó su mirada azulada pero al no verlo correspondiendo como antes, apartó su mirada cabizbaja, regresando al temple con el que la encontró en la carretera.
— No tardaré... para que también te toque agua caliente. Después podremos hablar. — Hizo entrega de la caja, acercándose por su ropa para romper la cercanía con él. Vio de reojo a un espejo pequeño solo escuchando la voz hiriente que la atormentaba reinar su cabeza de nuevo.
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Post by Carrey on Dec 7, 2022 0:09:41 GMT
Giró la mirada hacia ella tras escucharla ofreciéndole algo, al comienzo solo fue una pasada rápida la que le echó, pero al darse cuenta que se había cerrado la chamarra, se sintió más cómodo para girar hacía ella por completo. Miró las cosas en sus manos, entendiendo de qué se trataba aquel “botiquín”, pero igual ladeó la cabeza con una sonrisa irónica, pues lo único que tenía en su espalda, a su conocer, eran los rasguños carnales que le había causado ella.
— Están bien así… Es un buen recordatorio —dio unos pasos hacia ella, sonriéndole de forma burlona y provocadora— No te confundas, pelirroja… Lo que pasó anoche fue repentino, pero no me arrepiento… —se reincorporó rápido, con una mueca insegura en su rostro— Tal vez un poco, si es que te asuste o lastimé más de lo normal… —habló bajo esta vez.
Asintió con su cabeza y los ojos cerrados, cuando esta, de forma sutil, lo invitó a retirarse. Una parte de él esperaba que lo invitara a quedarse, pero era obvio que no iba a ser de esa manera las cosas, después de todo, en verdad no se conocían. Eran un par de extraños que apenas conocían sus nombres. Tenía que dejar de pensar en esas cosas. Terminó suspirando ante sus propios pensamientos “calientes” y realistas, y tras una breve caricia a la cabeza de la joven, se encaminó por fin a la puerta para darle su privacidad y él ir a tomarse un merecido baño frío en la intemperie.
— Prepararé café o… té? — le preguntó ya en el marco de la puerta— Creo que tengo algo de fruta, pero son manzanas y bayas, más que otra cosa —negó con su mano— No importa, ya te dejo —rió un poco y dejó por fin a la joven en paz para que pudiera bañarse.
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Post by Camille Marcet on Dec 7, 2022 0:55:33 GMT
Su voz fue como un pequeño claro de luz cruzando en medio de la nubosidad de una tormenta que se avecinaba, haciendo que se detuviera en sus acciones, viendo apenas por el rabillo del ojo su silueta. ¿Era cierto lo que decía?... Entonces porque le había sacado la vuelta a su mirada; estaba insegura entre las palabras del moreno y el pensamiento con el que habían instruido a lo largo de su vida. Cerró los ojos con pesadez ante el fugaz tacto tan reconfortante para ella. Sencillo. Tal vez insignificante, pero una pequeña muestra que valía mucho más que cualquier palabra. Su ser estaba tan hambriento y necesitado de gestos que no fuesen hostiles hacia ella o que al menos mostraran algo de ternura. — Un café estaría bien... — contestó aún sin abrir los ojos, conteniendo esa comezón al querer soltar su sentir en lágrimas; tampoco se dio la vuelta en ese momento. No fue realmente hasta que él se iba a retirar que se giró sutilmente viendo a donde estaba por cerrar la puerta. — Yo tampoco me arrepiento — Soltó aquello sin más, firme, tardó en procesar por lo que había dicho — Te alcanzo cuando termine — Insistió ahora con mayor velocidad llevando sus manos a las cercanías de sus ojos para cortar el paso a la lágrima rebelde que sobrepasó a la chica. La pelirroja por fin se tomó el tiempo de darse una ducha, se fijó en cada una de las marcas de su piel, aseándose y dejando que el agua caliente la relajara. Al cabo de varios minutos terminó de ducharse para pasar un poco del destilado que llevaba consigo para algunos rasguños, solo los más notorios como el de su rostro con ayuda del espejo y viendo como iban bajando la intensidad de su color y cerrando ligeramente. Mantuvo su vista clavada en su cuerpo desnudo, llegando a pasar detenidamente su mano por su vientre siguiendo las marcas del moreno. "No hice nada malo"Se mantuvo repitiéndolo en su mente mientras se arreglaba de nuevo para por fin salir del baño, vestida como de costumbre, recatada, casual con colores que no llamasen mucho la atención. Caminó hasta la sala, de Carrey, levantando tanto su ropa como la de él para doblarla y hacerla a un lado, ayudándolo a ordenar un poco... o al menos como lo había encontrado antes del huracán.
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Post by Carrey on Dec 7, 2022 1:53:24 GMT
Se preguntaba si tenía que decirle algo en particular o simplemente dejar que todo siguiera… Normal. Hasta donde podía ser normal la situación en la que había terminado. Había roto muchas reglas en menos de 24 hrs, que fácilmente podrían costarle caro y, aunque estaba consciente que no le tenían un ojo encima, si el destino decidía jugarle mal, sería desastroso para él. Sentía a Jansey en el oído derecho, solo de repasar mentalemnte las palabras de este. “Me va a arrancar el pi-...”— Auch… —apartó de golpe su mano del sartén que tenía frente a él, aunque la quemada de su dedo ya no se iría— Mierda… Rodó sus ojos con molestia, era raro que divagara de esa manera, pero entre más pasaba el rato, más empezaba a caer en cuenta de sus acciones. De ambos. No se arrepentía, como le dijo a ella, pero si alguien se daba cuenta… Si que lo haría. El baño que se dio fue casi express, estaba agotado y adolorido, pero ahora se sentía revitalizado… Más que nada por la calante agua fría golpeándolo como agujas en su piel y heridas. Con aquello, ¿quien no se despertaría? Al menos se sentía más alerta y calientito, con una sudadera puesta, chaqueta encima, pantalón y cómodos tenis que solo usaba en casa. Como había prometido, apenas se terminó de bañar se puso a preparar algo de desayuno para ambos, estaba hambriento y no dudaba que ella también, así que —como el buen hombre con estómago de elefante que tenía— hizo una cantidad absurda de comida; hot cakes, la fruta que había prometido, salchichas y huevos estrellados. Claro, todo acompañado con un café servido en un termo de casi medio litro. Escuchó detrás de él la puerta del baño abriéndose y aunque ella no caminó directo hacia él, tuvo paciencia y siguió en lo suyo, dándole su tiempo para que se acercara a su ritmo. Mientras, continuó peleando si ponerle cuatro o tres hotcakes a la pelirroja. “Si yo como cinco y se supone que son bastantes…”, terminó decidiendose por poner tres. — Tengo tú café… —llamó con voz más alta, caminando hacia una mesa pequeña en la que apenas y cabían tres personas, donde puso su termo de café junto con el enorme plato de comida— Es instantáneo porque no quería hacer del colado y no fuera de tu agrado… Igual esta bueno —comentó sentándose en una de las sillas.
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